Con la primavera, los pueblos turísticos de la provincia de Buenos Aires son una excelente opción para hacer una vista. Los vecinos que habitan las pequeñas localidades se convierten en anfitriones del turismo, son quienes cuentan su historia, elaboran comidas caseras, comparten sus tradiciones y muestran sus edificaciones históricas.
Mechongué (General Alvarado)
El nombre Mechongué proviene del apodo que llevaba Mercedes, hija del estanciero Martín de Alzaga, quien impulsó la llegada del tren a esta región fértil de General Alvarado. Deslumbra con los colores originales de la estación ferroviaria; con la iglesia Nuestra Señora de Lourdes, diseñada por el arquitecto Miguel Dellepiane; con la gruta de la virgen; y, en febrero, con la Fiesta Regional del Camionero y la del Agricultor.
San Agustín (Balcarce)
El aire de San Agustín, partido de Balcarce, se llena del aroma de las peonías y las lavandas durante esta época del año. Caminos rurales que atraviesan campos, arroyos y estancias rodeados de sierras, y la obra de Francisco Salamone son una postal imborrable. Las actividades se pueden realizar con un guía, a pie, en coche o bicicleta.
Barker (Benito Juárez)
Barker es sinónimo de dulces y postres de frambuesa. Las plantaciones se extienden por el terreno ondulado en este pueblo de Benito Juárez que comparte su historia minera con la localidad de Villa Cacique. Rodeado por las sierras bajas de Tandilia, lo convierten en tierra de aventuras con actividades de cicloturismo, cabalgatas y trekking. Y, cada febrero, la localidad celebra la Fiesta Provincial de la Frambuesa en el Complejo Municipal Loma Negra.