El norte de la provincia de Córdoba es fascinante. Su encanto distintivo se refleja en los senderos trazados por la historia, en sus pueblos llenos de paz y en sus paisajes desbordantes de naturaleza y leyendas. Bosques autóctonos, espejos de agua cristalina, salinas, ríos, sierras de palmas e imponentes cerros rocosos le dan identidad propia a esta región turística.
Una joya de esta región es Villa Tulumba, que fue declarado en 2022 como “Poblado Histórico Nacional” y tiene alrededor de 4000 habitantes. Sus coloridas casas del siglo XVIII y XIX surcadas por calles empedradas y arboladas constituyen un museo a cielo abierto. En este lugar se conserva en gran parte su estilo colonial con casas altas con fachadas con molduras, aberturas importantes, las clásicas banderolas con rejas forjadas, y faroles añejos.
De hecho, un detalle muy importante es que allí existe una ordenanza que prohíbe modificar las fachadas de los edificios en las calles céntricas, aunque esa norma se aprobó, según los lugareños, algo tarde porque ya se habían efectuado modificaciones que rompió la armonía colonial que tenía la población en ese momento.
El pueblo cuenta además con el Santuario Mariano, cuya piedra basal la colocó Fray Mamerto Esquiú en 1882, y que es llamada Catedral del Norte. Es un santuario imponente tiene un tabernáculo que perteneció a la Catedral de Córdoba y está tallado en una pieza de cedro por los aborígenes de las misiones jesuíticas de la provincia de Misiones y tiene detalles artísticos únicos en el país.
El pueblo cuenta con una imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Tulumba, de más de 300 años, y un “Cristo Mestizo” articulado que es uno de los únicos tres que existen en el país. Otro de los atractivos son las ruinas de la antigua capilla que tiene casi 400 años.