martes, 23 abril, 2024
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Una visita para ponerse “rosados”

La Casa de Gobierno o la Casa Rosada, como es conocida en todo el mundo, es desde el siglo XIX la sede oficial del Poder Ejecutivo nacional, el lugar de trabajo de los sucesivos presidentes constitucionales y dictadores argentinos. Emplazada en el terreno que alguna vez ocupó el Fuerte de Buenos Aires, sede del poder durante el período colonial y de los primeros gobiernos patrios luego de 1810, tras su romántica fachada oculta muchos secretos.

Desde hace un tiempo, el edificio puede conocerse por dentro a través de una visita guiada que se realiza los fines de semana (y feriados) y dura unos 50 minutos. Las puertas de Balcarce 50 están abiertas para vecinos y turistas, quienes previa inscripción online, podrán recorrer los patios, salones, el despacho del jefe de Estado y el emblemático balcón donde, por ejemplo, el tres veces presidente Juan Domingo Perón daba sus discursos de cara a la Plaza de Mayo.

Los que llegan hasta allí, hacen su ingreso por la puerta principal de la Casa, Balcarce 50, con su imponente arco arquitectónico. Y la visita incluye el acceso al Salón de los Bustos, donde están retratados en mármol de Carrara la mayoría de los presidentes, aunque no todos: faltan los de María Estela Martínez de Perón, Carlos Menem y Fernando de la Rúa. El último que se colocó, por orden de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y un día antes de dejar su gestión, fue el de Néstor Kirchner. La tradición de agregar el busto de los presidentes -una disposición indica que luego de finalizado el mandato deben pasar por lo menos dos períodos de gobierno para colocarlo- data de 1883, cuando el presidente Julio Argentino Roca encargó los primeros que se expusieron en la Casa Rosada.

Los patios internos de la Rosada están abiertos para los turistas. (Gentileza Casa Rosada)

Los viajeros encontrarán que la decoración del hall que contiene el salón es de fines del siglo XIX. Entonces tenía motivos fileteados y una traza italianizante. Ese decorado, les contarán los especialistas, quedó oculto bajo una capa de pintura en una obra que se hizo hacia 1913. En 1980 ese material fue removido de los cielorrasos y desde ese momento pueden apreciarse los fondos originales.

Con los años, mucha de esa suntuosidad se perdió, aunque todavía aún hay espacios de pomposa belleza, como las escaleras Francia e Italia, y el viejo Salón de Baile, donde durante décadas se realizó la jura presidencial. En tanto, el Salón de los Bustos está contiguo al Patio de las Palmeras, un pulmón de manzana que tiene una fuente de hierro y está rodeada de cuatro palmeras Yatay de las que toma su nombre. Ahí, los visitantes podrán apreciar las baldosas que fueron importadas de Italia y columnas con murales que se presume fueron hechos para los preparativos del festejo del Centenario de la Revolución de Mayo.

Los curiosos podrán observar también la Galería de Ídolos Populares, donde están las fotos de Diego Maradona –incluida otra de su famoso gol con la ‘mano de Dios’ a los ingleses-, Juan Manuel Fangio, Oscar ‘Ringo’ Bonavena, Isabel Sarli, Gilda, Carlos Gardel, Tato Bores y Lolita Torres, como así también las caricaturas de Mafalda y Clemente.

Los vitrales de las ventanas que dan al Patio de las Palmeras. (Gentileza Casa Rosada)

Hacia arriba

En la planta alta se encuentran las principales oficinas de gobierno, comenzando por la del Presidente, enclavada en una de las esquinas con vista a la Plaza Colón. Conectado por una puerta está el despacho del jefe de Gabinete de Ministros y, muy cerca, cruzando un pasillo, el del secretario General de la Presidencia. Muy próximo a esos despachos está el Salón Blanco, donde el jefe de Estado al asumir toma posesión de los atributos presidenciales, recibe a mandatarios de otros países, ofrece usualmente sus principales discursos y juran los ministros y otros funcionarios.

En el primer piso, pero del lado de la Plaza de Mayo, está el Salón Eva Perón, que nunca utilizó la dirigente justicialista pero que fue llamado así porque en realidad hay objetos de Evita, como un escritorio que utilizaba en la labor diaria en su oficina en su Fundación, luego Concejo Deliberante y hoy Legislatura porteña, casi frente al Cabildo porteño. Pero para dar sus discursos Perón y otros mandatarios que lo sucedieron atraviesan ese salón y salen al histórico balcón de la Casa de Gobierno, frente a la Plaza de Mayo.

Cercano y también con vista a la Plaza de Mayo está el Salón de los Científicos, otro espacio utilizado por el presidente y los funcionarios, como cuando recientemente se firmaron convenios en las visitas de los jefes de Estado de Francia, Francois Hollande, y de Estados Unidos, Barack Obama.

Un imperdible, el Salón de los Bustos. (Gentileza Casa Rosada)

Un color, una historia

Según la tradición, el color de la Casa Rosada se debe al deseo de Domingo Faustino Sarmiento de representar simbólicamente la fusión de los partidos que protagonizaron las cruentas guerras civiles de la primera mitad del siglo XIX, con la mezcla del color blanco (representativo de los unitarios) y el rojo (de los federales). La leyenda, sin embargo, parece poco probable, porque los unitarios se identificaban generalmente con el color celeste.

Por otra parte el color rosa era muy utilizado durante el siglo XIX, y surgía de la combinación de pintura a la cal con sangre bovina, empleándose esta última por sus propiedades hidrófugas y fijadoras.

Además, mucho tiempo antes, Prilidiano Pueyrredón, destacado pintor y arquitecto, había pintado de ese color los muros del antiguo Fuerte de Buenos Aires, para evitar que el polvo que volaba ensuciara las fachadas.

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