viernes, 6 diciembre, 2024
InicioArgentinaHistoria y cultura ancestral en el tramo tucumano de la Ruta 40

Historia y cultura ancestral en el tramo tucumano de la Ruta 40

El tramo tucumano de la Ruta Nacional 40, que ocupa 41 kilómetros de los 5.200 de ese camino troncal del país, encuentra la mayor concentración de sitios arqueológicos que abarcan la historia y cultura ancestral de América; la Ruta del Vino donde está la única bodega administrada por un pueblo comunitario: Los Amaicha; y todo el paisaje de los Valles Calchaquíes.

Desde Ampimpa, El Pichao, Amaicha del Valle, El Bañado, Talapazo, y Colalao del Valle o a los propios Quilmes que mantienen hoy su asentamiento, el viajero se interna en la cultura viva de la América pre hispánica.

No son pueblos con el diseño español de la plaza central y los edificios públicos, sino que las casas se mantienen con sus tierras y una amplia superficie a los que se llega desde San Miguel de Tucumán serpenteando la Ruta Provincial 37 que trepa y se hace selva en la montaña hasta alcanzar esas localidades con encanto de los Valles Calchaquíes.

Aquí, la gastronomía, la elaboración de quesos tafinistos y las actividades rurales y de turismo activo son imperdibles, como las cabalgatas, que pueden ser de dos horas y media hasta cinco días, y que permiten acceder por las cumbres calchaquíes hasta San José de Chasquivil, donde se descansa dos jornadas en las Queñuas, una estancia de dos siglos, ubicada entre los cerros.

Muchos se acercan hasta la vecina localidad El Mollar, a tan sólo 15 kilómetros, porque allí está el “Museo Arqueológico a cielo abierto Los Menhires”. Son medio centenar de piedras talladas de hasta tres metros de altura que pueden pesar unas cuatro toneladas, muchos le llaman menhires y otros, los denominan monolitos, que se calcula que datan de entre los años 820 A.C y el 780 D.C.

La noche de Amaicha es ideal para contemplar la inmensidad del cielo. (Turismo de Tucumán)

Rumbo a Amaicha

Otro recorrido imperdible son los 50 kilómetros que separan Tafí del Valle con Amaicha del Valle por la Ruta 307, hasta llegar a El abra del infiernillo (3.042msnm) y descender por la cuesta de Los Cardones, donde cientos de cactus gigantes que parecen bajar del cerro en procesión, se erigen como centinelas a la orilla del camino hasta llegar al pueblo.

Amaicha es uno de los lugares mágicos, que lleva hasta la traza de la Ruta 40 en Tucumán, con antiguas casas con dinteles de madera de cardón sobre las puertas, y donde se prometen 365 días de sol.

El paisaje es sencillo, pero fuerte la historia que marca a una comunidad a la que le devolvieron la propiedad de sus tierras en 1716 mediante una Cédula Real del encomendero español. Y desde entonces, su base organizativa como pueblo es “comunero”, tienen un consejo de ancianos y un cacique y las tierras las trabaja cada familia, pero si se mantienen ociosas por más de dos años, las administra la comunidad.

Cada mes de febrero se realiza el Festival a la Madre Tierra, un festejo en época de carnaval, donde el pueblo se tiñe de color y costumbres ancestrales, que nos traslada a las raíces de este suelo norteño. Alrededor de la plaza converge una feria de comidas y productos regionales, artesanos, agrupaciones musicales, delegaciones gauchas y bailarines. 

Fueron y son los valles calchaquíes un territorio generoso, alimentado por los minerales de las areniscas, arroyos, vertientes y ríos que convierten a esta región en un sitio de producciones de excelencia.

Será esta la razón por la que las primeras bodegas resaltaron su arquitectura con el telón de fondo de las montañas y se lucen inmersas en el paisaje típico de los valles.
Un microclima equilibrado y un suelo purísimo hicieron que, los pimientos, los frutales, los pequeños ganados, sean el sustento y alimento de las gentes de estos lugares. Pero, sobre todo, la uva tucumana para vitivinificación, es hoy parte de la vanguardia productiva y un atractivo turístico imperdible con la Ruta del Vino tucumano.

Las costumbres siguen arraigadas en esta región. (Turismo de Tucumán)

Sabor a uva

En Amaicha del Valle existe la única Bodega Comunitaria de Sudamérica administrada por su pueblo originario, que está diseñada emulando las unidades habitacionales propias del período prehispánico.

Siguiendo la técnica del pircado, los recintos son circulares e interconectados, tal como perfilan las casas de piedra original y hasta los restos que pueden observarse en los sitios arqueológicos.

En la actualidad la bodega, posee dos etiquetas con nombre en lengua Cacán. “SumajKawsay” (El Buen Vivir), y “KusillaKusilla” (Ayúdame, sé generosa) expresión habitual en la invocación a la Pachamama.

Las guerras calchaquíes y los habitantes diaguitas de este suelo se perciben en cada piedra de la Ciudad Sagrada de los Quilmes y es adonde todos quieren llegar cuando emprenden una recorrida por la mítica Ruta 40.

Se trata de uno de los sitios arqueológicos más importantes del Norte argentino, que atrae visitantes de todo el mundo y convierten a la travesía en una experiencia que une pueblos, culturas e historias.

Los ceramistas, los textiles, las travesías en 4×4, cabalgatas, senderismo y los distintos recorridos llegan literalmente hasta el cielo, porque muy cerquita, a tan solo 24 kilómetros de la Ruta Nacional 40 tucumana, está Ampimpa con su observatorio astronómico, uno de los mejores para su observación en este 2021.

El Pichao, Talapazo y Colalao del Valle son parte del universo rutero en estos valles calchaquíes tucumanos donde el turismo rural, el turismo rural comunitario; ruta del vino, los productores de nueces, dulces artesanales y cada comunidad abre sus puertas para ofrecer momentos únicos plenos de cultura, historia y naturaleza.

Visita a Quilmes: “La Otra historia”

Los restos de la Ciudad Sagrada de Los Quilmes. (Turismo de Tucumán)

Muchos eligen llegar al sitio arqueológico Ciudad Sagrada de Los Quilmes y recorrer de a pie. Se puede hacer. Pero también se puede reservar una guiada de culto que lo llevará a conocer desde Amaicha, en vehículo para cuatro o para ocho personas, este sitio único.

Porque el guía, Sebastián Pastrana, un estudioso del tema, le relatará acerca de la importancia de los bosques de algarrobos, de los cazadores recolectores de la prehistoria, del pueblo de Incalilla, el primer asentamiento en la zona, los 50 años del inca, los 300 años de resistencia calchaquí, qué representa el sitio, de que manera fue reconstruido en 1977; y luego  privatizado en los años 90, recuperándose en 2008 con un sistema de manejo compartido entre la comunidad Amaicha y el estado provincial.

El sitio está abierto de 8 a 18 hs., la entrada tiene un costo de $300 pesos. La guiada desde Amaicha, con interpretación de la naturaleza y de la historia son cinco horas para conocer “La otra Historia”.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Must Read