Con aroma a miel
General Paz, municipio ubicado a 83 kilómetros de La Plata, sorprende con sus edificios históricos, maravilla con su extensa laguna y deleita con la miel suave de la Cuenca del Salado.
La Plaza de Mayo es el epicentro de Ranchos -ciudad cabecera del partido-, y punto de encuentro de sus habitantes, desde donde se pueden observar diferentes construcciones: la Iglesia Nuestra Señora del Pilar, el primer Palacio Municipal, sede actual de la Sociedad Rural, bares y restaurantes icónicos.
El templo de estilo romano-colonial se construyó en 1863, tiene dos altares secundarios y uno principal, en el que se emplaza la Virgen del Pilar, Santa Patrona del distrito.
Durante la visita por el pago, el Fuerte de Ranchos y el Museo Histórico Marta Inés Martínez abren sus puertas para mostrar objetos relacionados con los orígenes del pueblo. Además, el Museo Ferroviario creado por Adolfo Giles, ex trabajador de la antigua estación local, presenta colecciones de balizas, señaléticas, elementos de comunicación, uniformes y fotografías.
Junto a la pesca deportiva y el avistaje de fauna autóctona, los deportes náuticos son el espectáculo clásico en la inmensa laguna de 34 hectáreas que convoca a conectar con el paisaje agreste del campo bonaerense.
La perla gastronómica de General Paz es la miel de pradera, que enamora con sus notas de lotus, cardo y carqueja, floraciones típicas de la Cuenca del Salado. “Es suave, muy clara y va perfecto con la hidromiel, o las cervezas porque no altera su sabor”, explicó Leonardo Giménez, al frente de Bee Palace, empresa familiar apícola. Hace dieciocho años comenzaron con la venta del producto y sus derivados y hace cinco, con fabricación de cervezas elaboradas con miel.
Quienes deseen conocer la fascinante organización de las abejas, la visita guiada por Don Nino, emprendimiento ubicado en la localidad de Loma Verde, resultará fascinante.
Naturaleza y arqueología
Monte Hermoso, conocido por sus playas de aguas cálidas con atardeceres de película sobre el mar, ofrece otros imperdibles como la laguna Sauce Grande, la reserva arqueológica, gastronomía sustentable y una construcción emblemática.
La proximidad con el mar otorga al complejo lacustre una singular biodiversidad. Para los aficionados a la pesca deportiva y a las actividades náuticas, es el paraíso; para quienes aman los avistajes de aves y safaris fotográficos, es un sueño.
Allí se encuentra Biguá, restaurante que abrió sus puertas hace un año y medio con una carta que cuida el medio ambiente: “Utilizamos productos locales, estacionales, y de proximidad”, explicó Osvaldo Carbajo, propietario del espacio que busca reducir la huella de carbono.
Construido en 1906, otro destacado de Monte Hermoso es el Faro Recalada, el más alto de Sudamérica. Esta baliza marina guía a los navegantes que ingresan a la Ría de Bahía Blanca, y en la actualidad no está permitido el ascenso de visitantes.
La Reserva Natural Pehuen Co, al oeste de la ciudad sobre el sector de la playa y a seis kilómetros del centro, cautiva con huellas de siete mil años de antigüedad.
Los visitantes que lleguen a este destino turístico de la provincia de Buenos Aires también podrán disfrutar de los descuentos o beneficios con la app Recreo en el camping Sinuoso Oeste, el Hotel Florida, el parador Rojo y la Aldea Restó.
Pasión inmigrante
Existe un lugar en la provincia de Buenos Aires donde se pueden conocer diferentes países del mundo, viajar por su cultura, recorrer paisajes y degustar manjares imperdibles.
En cada Fiesta Provincial del Inmigrante, que se desarrolla entre septiembre y octubre, Berisso reivindica y expone con orgullo el empeño de las nuevas generaciones por mantener vigente el legado y la memoria de sus antepasados con danzas, historias y gastronomía de 26 colectividades diferentes.
Las distintas instituciones involucradas dedican varios meses del año a ensayar números artísticos, ultimar detalles en cada traje y planificar los platos que ofrecerán en cada stand. Por todo ese gran trabajo, la celebración llega entremezclada de la ansiedad y la emoción que les genera poder compartir sus costumbres y tradiciones.
Como cada año la colectividad sorprende con un nuevo plato típico: los pelmieni, una pasta rellena con carne de cerdo; que se suma a los varenikis, golupsy (repollo relleno con carne), la kapusta, las blinis (tortitas esponjosas) y el piroshky (pancitos con diferentes tipos de rellenos).
Quien llegue a esta zona de la provincia, debe aprovechar para darse una vuelta por la Isla Paulino, un lugar silvestre en pleno delta de Berisso, un paseo tranquilo para estar en contacto con la naturaleza. Tiene algo menos de 20 kilómetros cuadrados por lo que es ideal para ir a pasar un día del fin de semana en familia o con amigos.