El Chilcano es una de las bebidas más populares en el Perú y se ha posicionado como el cóctel favorito de muchos, pero no todos saben la historia detrás de él y los mitos que envuelven su nombre.
La teoría más difundida y aceptada cuenta que a fines del siglo XIX se produjo una gran migración de italianos a Perú que llevaron como costumbre la preparación de una bebida a base de grappa y ginger ale (comercialmente gaseosa Schweppes).
Con el tiempo, el novedoso coctel fue llamado Chilcano por su color plomizo tan similar al popular caldo de pescado que lleva el mismo nombre y que también resalta por su sabor agridulce. La sencilla y rápida receta del original trago motivó a que muchas personas se animen a prepararlo en casa para acompañar cualquier reunión entre amigos.
Actualmente, la predilección de los limeños por esta bebida es tan grande que desde el 2010 se celebra durante los días de enero la Semana del Chilcano en conmemoración a su trascendencia y como ventana de difusión al mundo. Entre las actividades que se llevan a cabo durante esta fiesta destacan las rutas chilcaneras, degustaciones, maridajes y clases maestras; una fecha tan esperada que tiene como fin dar a conocer la calidad única del pisco.
Este cóctel era conocido como ‘buon giorno’ (buenos días), porque -decían- ayudaba a las personas a iniciar las mañanas con energía. Al encontrarse en territorio peruano, los italianos probaron el pisco y reconocieron en él un sabor similar a la grappa, pero con una calidad superior. Es así que empezaron a prepararlo con pisco y es ahí cuando se crea el chilcano.
Su preparación es sencilla y solo se necesitan cuatro ingredientes: pisco (en cualquiera de sus presentaciones), ginger ale, hielo y limones. Se llena un vaso largo con hielo, se ponen dos onzas de pisco, se completa con ginger ale y, si se desea, se añade un poco de jugo de limón al final.