Valencia, la tercera mayor ciudad de España tiene todos los atractivos necesarios para que el viajero se pierda allí varios días: cultura, orden, gastronomía que pica en punta con la paella y una animada vida nocturna. Cuenta con una fantástica arquitectura contemporánea y algunos edificios modernistas fabulosos, buenos museos y un barrio antiguo para recorrer sin prisa.
A orillas del mar Mediterráneo, combina en su entramado urbano sus 2000 años de historia con edificios vanguardistas ideados por el afamado arquitecto Santiago Calatrava, donde se pueden vivir experiencias como la de pasar una noche rodeado de tiburones en el acuario más grande de Europa.
Pocas ciudades son capaces de hacer convivir tan armónicamente los restos de su pasado más remoto, datado en el año 138 a. C., con las edificaciones más innovadoras y vanguardistas que se levantan en el nuevo milenio. Además, por su localización geográfica, fue históricamente puerta de España al Mediterráneo, y en ese sentido cuenta con el encanto especial de las ciudades que son puerto de mar. Además, la fina arena y el agua limpia, la amplitud del mar abierto y la cercanía de las montañas litorales confieren a la costa un atractivo singular.
La ciudad cuenta con riquezas patrimoniales en el centro histórico -palacios y edificios erigidos durante 20 siglos- que contrastan con otros de un estilo futurista único, como el Palacio de la Ópera, el Museo de las Ciencias, y el Hemisferi, ícono de la ciudad y uno de los más fotografiados de España. Dentro de ese complejo, el Hemisferi, hay un acuario que tiene especies de los cinco continentes y que además que permite experiencias tales como dormir en el túnel de los tiburones y pasar la noche allí, o sumergirse en los tanques de los tiburones y los delfines y nadas con ellos.
La torre del Miguelete (el Micalet, como les gusta decir a los locales) es posiblemente el mejor mirador de Valencia desde hace siglos. El campanario de la Catedral fue testigo de la historia valenciana y todavía hoy permite admirar las vistas y ver hasta dónde llegan los límites de la ciudad. Es del siglo XIV, de estilo gótico, aunque el gran desafío es enfrentarte a sus 207 escalones para llegar hasta la cima. En esta zona, además, hay que pasar por la Catedral y la Plaza de la Reina y la de la Virgen.
La Lonja de la Seda (o de los Mercaderes) es uno de los edificios más bonitos y que atrae los flashes de los visitantes. Este espléndido edificio, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, data de finales del siglo XV, época de gran prosperidad en la ciudad. Se trata de uno de los principales ejemplos del gótico civil en España y fue diseñado por el arquitecto Pere Compte cuando se hallaba en la cumbre de su profesión. Justo enfrente está el Mercado Central, un edificio modernista con una cúpula bellísima.
Hacia el agua
Otro punto de interés es la Plaza del Ayuntamiento, la más importante de la ciudad y que está rodeada de edificios modernistas. En uno de sus extremos está el Ayuntamiento, de estilo barroco. Y en otro el edificio de Correos, donde uno puede entrar para admirar la cúpula.
En tanto, la Estación del Norte es la principal estación de ferrocarril y aunque no los trenes n estén entre los gustos de los viajeros, hay que darse una vuelta. El edificio es un monumento modernista de grandes proporciones, obra del arquitecto Demetrio Ribes. Su vestíbulo es un viaje en el tiempo, con sus taquillas antiguas de madera, los techos decorados y el mosaico. En la fachada hay alusiones a la ciudad como las naranjas y las flores de azahar.
Asimismo, destacan las playas y dunas de Canet de Berenguer, donde el litoral adquiere un aspecto ocioso y residencial, al igual que al norte de la capital valenciana, donde han crecido pequeñas ciudades de vacaciones (La Pobla de Farnals, Alboraya y el Puig) que permiten el aprovechamiento de unos espacios litorales que hace pocos años estaban dedicados a cultivos de huerta.
Por su parte, y dentro del término municipal de Valencia, las playas de La Malvarrosa y Levante disponen de una variada oferta complementaria de lugares donde comer y disfrutar de una velada junto al mar.
Al sur, la naturaleza se hace más presente en la playa del Saler y en el Parque Natural de La Albufera, donde se puede gozar del sol en un paraje singular. Esta laguna y las llanuras circundantes son sinónimos de arroz, agricultura y suelo fértil. Es en donde se cultiva arroz desde hace mucho tiempo y es el hogar espiritual de la paella y platos similares. Alberga importantes ecosistemas de dunas y humedales y, por su ambiente rural, playas, aves y restaurantes rústicos. Es un lugar fantástico para una escapada al que se puede llegar fácilmente en autobús o bicicleta. Justamente, este último modo de moverse es impulsado en Valencia, que cuenta con 150 kilómetros de carril para bicicletas.
TU GUÍA
Cuánto cuesta
Los vuelos a Valencia promedian los US$ 1.100 (más el 30% del impuesto).
Cuándo ir
La primavera es una época maravillosa, ya que el tiempo es cálido pero no sofocante. El verano es muy divertido y en el otoño hay menos turistas.
