Sumida en el sur de la provincia de Neuquén, sobre el noroeste del afamado lago Nahuel Huapi, Villa La Angostura se despierta entre la maravillosa conjunción de montañas, cascadas, senderos, parques nacionales y ríos. Como sacada de un cuento de hadas y duendes, esta villa es conocida como el “jardín de la Patagonia”, y propone al viajero una conjunción perfecta de naturaleza y tranquilidad.
Fundada oficialmente en mayo de 1932 con la inauguración de la estación radiotelegráfica Correntoso, su nombre se debe al istmo o angostura de la península de Quetrihué donde se encuentra el bosque de arrayanes. Esta cálida aldea cordillerana cuyas edificaciones construidas en piedra y madera están en armonía con la naturaleza, cuenta con bellísimos espejos de agua de origen glaciar para sentarse a apreciar.
Entre Villa La Angostura y San Martín de los Andes, o viceversa, a lo largo de 110 kilómetros, se puede recorrer el Camino de los Siete Lagos. Una de las excursiones preferidas del viajero es conocer la inmensidad del lago Nahuel Huapi, que tiene una extensión de más de 550 kilómetros cuadrados.
El Parque Nacional Los Arrayanes, a 12 kilómetros de La Angostura, se puede visitar a través de una increíble travesía a pie o en bicicleta, aunque también se llega por medio de alguna embarcación que navega las aguas del majestuoso lago Nahuel Huapi. Este bosque es único en el mundo por dos razones: solo allí se encuentran ejemplares tan altos de estos árboles, de más de 15 metros de altura, y solo allí hay tanta cantidad de ellos.
Y antes del verano comienza la pesca deportiva, algo que atrae a fanáticos de todo el mundo que eligen las modalidades spinning, trolling o fly casting para sacar truchas arco iris, marrón, fontinalis y perca.
Salir a caminar por senderos suaves en el bosque o exigentes en la montaña, también es un clásico inevitable. Los colores del bosque y la montaña van transformándose con el pasar de las estaciones y cada una de ellas ofrece un paisaje digno de ser explorado. Estos senderos atraviesan el espacio natural permitiéndonos descubrir una gran variedad de especies autóctonas mientras los recorremos. Mientras que cada vez más turistas eligen un paseo en kayak en medio de los inmensos espejos de agua. Las sensaciones de armonía y paz no tardan en aparecer. El suave desplazamiento de la embarcación se mimetiza con la observación de un paisaje sereno y un cielo despejado.