SAN LUIS
Recostado al pie del Cerro Tomolasta, a una altura de 1.600 metros sobre el nivel del mar, La Carolina es bañado por el arroyo homónimo y el río Las Invernadas, que se unen formando el río Grande. Es un antiguo pueblo minero fundado por el marqués de Sobremonte en 1792, y si bien por muchas décadas lo que brilló fue el oro, hoy su resplandor, su tesoro más deseado es la tranquilidad, el silencio y los paisajes maravillosos que pueden allí respirarse. Actualmente, La Carolina tiene unos 300 y está rodeada de paisajes que combinan cerros y arroyos con aguas de color dorado debido a los minerales de la zona.
La identidad de este pueblo fue su actividad minera, que se remonta al tiempo en que Don Tomás Lucero, vecino del lugar, halló oro y lo llevó a aquilatar a Córdoba. El hallazgo a personas de diferentes partes del país y de países vecinos a que se instalaran en la localidad y se convirtieran en mineros, provocando una verdadera fiebre del oro.
Desde 1789 y hasta 1810 el pueblo le proveía trabajo a alrededor de 3 mil mineros, y obtenía 10 mil kilogramos de oro de 18 kilates. A partir de que comenzó la producción minera en el pueblo hasta que finalizó a mediados del siglo pasado, figuran más de 200 asociaciones que llegaron con la intención de extraer mineral de las zonas auríferas.
Hoy queda muy poco oro debido a que a mediados del siglo pasado los mineros y lavadores agotaron sus vetas hasta las bocaminas, pero la historia del oro sobrevive en el lugar en los pirquineros. Actualmente se puede visitar en un tour el interior de los antiguos socavones. A medida que entramos en las profundidades de las minas, cuya extensión llega a los 300 metros, se aprecian distintos minerales de la corteza terrestre, formaciones de estalactitas, estalagmitas y fallas geológicas. Si bien el camino no presenta dificultad y en todo momento el aire acompaña, cuando uno toma conciencia de dónde está, se genera cierto temor cautivante.
CÓRDOBA
La provincia situada en el corazón de Argentina, sorprende durante todo el año con dos circuitos de turismo minero que permiten conocer la historia y el proceso de formación de las serranías que la caracterizan. Una travesía alternativa, a través de la cual se descubren los orígenes de la Tierra y un conjunto de rastros de diversos pueblos prehistóricos mediante grabados y pictografías. Uno de los recorridos apunta a la geología, que va de Tanti al Camino de los Túneles, mientras que el otro de espeleísmo se desarrolla en la Caverna Los Suaces.
El primer itinerario recorre de este a oeste dos de las zonas turísticas más importantes de Córdoba: Punilla y Traslasierra. La excursión comienza en cercanías de Tanti, pasa por las Sierras Grandes, las Cumbres de Gaspar, la Pampa de Pocho y la Sierra de Guasapampa, y culmina en los llanos occidentales ubicados en el extremo oeste del territorio provincial. El circuito minero de características geológicas, se extiende por 135 kilómetros sobre la Ruta Provincial 28 y dura casi todo un día completo.
El otro itinerario de turismo minero en la provincia de Córdoba es el que visita la Caverna Los Sauces -la segunda en su tipo más visitada del país-, situada dentro de un predio privado a unos ocho kilómetros de la ciudad de La Falda. Se trata de una caverna de carbonato de calcio con unos 800 metros de largo, la cual muestra la evolución geológica del sector durante millones de año. Un recorrido al corazón de la tierra, por donde corrían antiguamente ríos subterráneos. La caverna es la más larga de la provincia y mantiene en su interior una temperatura de 13°C con una humedad del 96 por ciento. A diferencia de otras, posee numerosas bocas y desniveles que generan adentro conexiones de aire permanente.
CATAMARCA
Como todo el territorio catamarqueño, el departamento de Andalgalá ostenta siglos de nutrida ocupación aborigen, que a la llegada de los españoles se concentraban en las tribus calchaquíes como parcialidad de los andalagalas. Llegar hasta aquí es ingresar en un paisaje montañoso de nieves eternas, sierras, ríos, olivos, aventura y piedras semi-preciosas.
Y justamente uno de los recorridos más elegidos por los turistas es uno vinculado a éste tipo de turismo: se trata de la Mina Santa Rita. Atravesando la localidad de Chaquiago y Choya, y “trepando” la desafiante cornisa de la cuesta de Capillitas se llega a este complejo minero de antigua explotación que le dio a Andalgalá, durante años, grandes satisfacciones por su gran producción, principalmente de Rodocrosita. Por su estructura y hermosa coloración rosada, es una de las más llamativas del mundo. Se dice por estos lados que la Rosa del Inca, también llamada Rodocrosita, simboliza perdón y amor.
Se accede desde la ciudad de Andalgalá a través de un recorrido de 56 km, pudiéndose llegar sin dificultad hasta el campamento minero. Allí hay una hostería con habitaciones con baño privado, desde donde se puede hacer base para recorrer la mina por un túnel de 380 metros de largo, en un trencito minero y observar todo lo relacionado con la explotación del mineral. Además se puede conocer el cementerio minero, una escuela y hasta el destacamento de policía. Todo muy pintoresco y fotografiable.