El Pont Neuf o Puente Nuevo, que está ubicado en el corazón de París, es el más antiguo y largo de Francia, y con sus 12 arcos representa la conexión más pintoresca de las islas con la orilla del Sena.
Con 232 metros de largo, construido a finales del siglo XVI e inaugurado en 1608, su nombre se debe a la novedad que en ese momento representaba un puente totalmente desprovisto de casas y que proporcionaba aceras para proteger a los peatones del barro y de los caballos.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1991, en realidad su primera piedra fue colocada por el rey Enrique III en 1578, pero fue inaugurado en 1608, debido a una serie de guerras civiles conocidas como las guerras de Religión.
Sin embargo, unos años antes, todo está terminado. Y en 1603, el monarca pudo atravesar el Pont Neuf a caballo, tal y como se puede observar hoy en la estatua ecuestre de Enrique IV.
Nace para conectar el actual museo del Louvre en el margen derecho con la abadía de Saint Germain des Prés en el margen izquierdo. La principal novedad de este puente, el primero de piedras cuando lo habitual era la madera, es que disponía de aceras (hoy también) para que los peatones circulasen sin peligro.
El Puente Nuevo es el primero en recibir decoración en París. La cornisa alberga un friso de 381 máscaras con una gran variedad de expresiones. Desde los miradores semicirculares puedes ver el Pont des Arts, conocido como el puente de los Candados.