Millones de turistas recorren cada año los laberínticos rincones y antiquísimos edificios que conserva Edimburgo, la capital escocesa. Esta atrapante urbe repleta de construcciones medievales, y que fue declarada Patrimonio Mundial por la Unesco, cuenta además con una infinidad de museos, una fabulosa tradición de cafés y bares, fachadas de elegancia georgiana en su Ciudad Nueva así como la posibilidad de observar el proceso de elaboración del mejor whisky y distenderse en alguno de sus bellos espacios verdes.
CASTILLO DE EDIMBURGO
Es el más famoso de los castillos de Escocia y el principal atractivo turístico del país. Comenzó a construirse en el siglo XII y desde entonces ha visto nacer y morir reyes escoceses y fue escenario de batallas, invasiones y asedios a lo largo del tiempo.
Esta fortaleza se encuentra ubicada en lo alto de un volcán inactivo, en el extremo oeste de la avenida principal de Edimburgo, Royal Mile, y fue el principal castillo real de Escocia en la Edad Media. Ahora alberga las joyas de la Corona, la Piedra del Destino, el famoso cañón del siglo XV Mons Meg, la Capilla de Santa Margarita y el Museo Nacional de la Guerra de Escocia.
Además de las visitas guiadas proporcionados por los comisarios del castillo, hay un guía turístico de audio disponible en ocho idiomas.
PALACIO HOLYROODHOUSE
Conocido también como Palacio de Holyrood, esta imponente joya de la arquitectura clásica, con una impresionante decoración barroca en su interior, continúa siendo la residencia oficial de la Reina de Inglaterra en Escocia. En el palacio se pueden visitar -en un recorrido con audio gratuito- catorce habitaciones de estado, en los que vivió la famosa reina María Estuardo, las románticas ruinas de Holyrood Abbey -una abadía del siglo XII- y notables jardines reales, entre otros espacios dignos de conocer.
Además de su importancia arquitectónica, este palacio guarda secretos y leyendas sobre la realeza, entre las que destacan historias de intriga, de amor y desamor, e incluso crueles asesinatos.
CATEDRAL DE SAN GILES
Situada en la avenida principal Royal Mile, en un punto intermedio entre el Castillo y el Palacio de Holyroodhouse, la Catedral de San Giles (que en realidad es una iglesia) fue erigida sobre un antiguo santuario construido en el siglo IX, para ser consagrada al patrón de los leprosos. Después de la Reforma, el edificio fue objeto de continuas remodelaciones y hoy en día se contemplan los restos de diferentes épocas.
Por dentro, resultan curiosos los diferentes colores y texturas de los techos y llama la atención las bellas vidrieras que proyectan una acogedora luz sobre el templo desde que fueron colocadas en el siglo XIX.
Ingresar a este sitio dedicado al santo patrono de Edimburgo es gratis aunque se puede realizar una visita guiada al tejado de la catedral pagando entrada que permite fotografiar una hermosa panorámica de la ciudad.