jueves, 17 abril, 2025
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Explorando senderos de la Laguna La Zeta

Esquel, en la provincia de Chubut, es sinónimo de naturaleza imponente, aire puro y tranquilidad. Entre sus numerosos encantos naturales, la Laguna La Zeta se destaca como un refugio sereno y vibrante de vida silvestre, que invita tanto a los aventureros como a quienes buscan un espacio para relajarse.

Ubicada a solo cuatro kilómetros del centro de la ciudad, La Zeta es un destino accesible y acogedor que combina paisajes sorprendentes con la posibilidad de conectarse con la naturaleza en su estado más puro. 

La laguna está rodeada por un pinar y algunos relictos de cipreses, enmarcada por la Cordillera de los Andes y diferentes cordones montañosos. Este espejo de agua cristalina es el corazón de la Reserva, donde conviven diversidad de especies autóctonas de flora y fauna.

Senderos bien señalizados, zonas de descanso, miradores y áreas recreativas forman parte del atractivo, haciendo que cada recorrido en la zona sea una experiencia placentera para distintos tipos de públicos: desde familias con niños hasta deportistas ávidos de retos físicos en plena naturaleza.

Explorar los senderos que rodean la Laguna La Zeta es sumergirse en una sucesión de paisajes que parecen sacados de una postal. El circuito más popular es el “Sendero Plaza de Los Cerros”, un trayecto de aproximadamente cinco kilómetros que bordea la laguna y ofrece vistas panorámicas del entorno. El sendero es de dificultad baja a media, y está pensado tanto para caminatas tranquilas como para recorridos en bicicleta de montaña.

Desde el inicio del recorrido, se respira el aire fresco que caracteriza a la Patagonia. A medida que se avanza, el paisaje varía entre la densidad del bosque y claros que permiten divisar la superficie de la laguna, cuyo color cambia a lo largo del día, reflejando el cielo y las montañas que la rodean. Es común cruzarse con aves típicas de la región, como bandurrias, patos y cisnes de cuello negro, que aportan una banda sonora natural al paseo.

Uno de los momentos más impactantes del recorrido es la llegada al primer mirador desde donde se obtiene una vista completa de la laguna con Esquel y sus montañas al fondo, destacando el Cordón Nahuelpan. Aquí, la calma invita a hacer una pausa, sentarse y simplemente contemplar la belleza de la naturaleza en su máxima expresión o a continuar al segundo Mirador La Terraza, con bancos para que el visitante pueda sentarse y disfrutar de la contemplación y tranquilidad de este espacio. La combinación de montaña y agua hace que el lugar tenga un ambiente especial que invita al descanso y la desconexión.

El punto final es la Plaza de Los Cerros, el rincón más alto de la Reserva donde se puede contemplar todos los cordones montañosos que rodean la ciudad con una vista en 360. Sentarte en alguna de las cuatro estaciones y contemplar el paisaje. 

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