martes, 3 diciembre, 2024
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México, donde la muerte se celebra

“El culto a la vida, si de verdad es profundo y total, es también culto a la muerte. Ambas son inseparables. Una civilización que niega a la muerte acaba por negar a la vida”.

Octavio Paz

Mientras en buena parte del planeta la muerte está marcada por la tristeza y las lágrimas, en México se rodea de un halo de fiesta y color, de celebración a la vida y de reencuentro con los difuntos que se cree que regresan a nuestro mundo por un día.

El Día de Muertos, que se festeja el 1 y 2 de noviembre, se remonta a la era prehispánica y tras la llegada de los españoles se mezcló con las fiestas católicas de los fieles difuntos. Y lejos de perder fuerza con el paso de los años, esta particular manera de celebrar va pasando de generación en generación.

¿Cuándo nació?

Se trataba de una celebración común a todas las culturas de Mesoamérica que tenían un concepto parecido sobre muerte y su significado. En estas culturas el destino de los muertos estaba marcado por la forma de vida que tuvo la persona. Con la llegada de los españoles, la fiesta se hizo mestiza y sumó nuevos elementos y significados católicos. La cruz de flores es el más significativo de estos elementos.

¿Qué se rememora?

La celebración tiene lugar cada 1 y 2 de noviembre, aunque normalmente comienza ya la noche del 31 de octubre cuando se encienden las primeras veladoras para recibir a los muertos chiquitos, a los niños. El 1 es el día de Todos los Santos. La noche del 1 al 2, la ofrenda alcanza su máximo esplendor. Se reza y en algunas zonas del país se pasa la noche en los panteones. Es el Día de los Fieles Difuntos. Al terminar la celebración, se degustan todos los platillos y bebidas de la ofrenda.

Una mujer frente a un mural alusivo a la tradicional fiesta. (Agencia Xinhua)

El porqué de la connotación

La muerte era importante en las culturas mesoamericanas. Al inframundo lo llamaban Mictlán, y Mictlantecuhtli era el señor de la muerte. El destino final de las personas estaba determinado por la conducta desarrollada en la vida. De estas épocas viene la relación que el mexicano tiene con la muerte. El ritual del Día de Muertos permite acercarnos sin miedo al destino final, reencontrar a los seres queridos.

El inframundo

Para los mexicas, el Mictlán era el lugar de los muertos, donde los fallecidos atravesaban durante cuatro años un proceso para dejar el cuerpo y las emociones a su paso. Había nueve niveles que eran obstáculos que las personas debían superar. En el primero, por ejemplo, había un río que las personas cruzaban con ayuda de un xoloitzcuintle, un perro sin pelo emblemático de México. Después, se metían a cuevas, escalaban montañas de obsidiana, resistían fríos vientos, perdían la fuerza de gravedad, recibían flechazos, entre otras acciones. El último nivel representaba el paso de nueve ríos y era como encontrarse con todas las emociones, en un proceso de purificación.

¿Cómo se celebra?

En la ofrenda se tiene la participación de todos los miembros de la familia. Será un lugar de veneración. Al final de la conmemoración, la familia procede a comer la ofrenda, que también fue tomada, en esencia, por los difuntos de la familia. A nivel social, los mexicanos la expresan de una manera divertida mediante pequeñas rimas llamadas “calaveritas” en donde en tono burlón hablan de varios personajes y de su muerte.

Cada noviembre los mexicanos salen a las calles. (Archivo)

¿Existe un altar?

Las imágenes de los difuntos de la familia a los que se le dedica esta conmemoración jamás deben faltar. Las velas y veladoras se dejan encendidas. Se colocan frutas, pan y comida que le gustaba a los muertos. La bebida de su predilección se pone en la ofrenda, desde agua hasta cerveza o tequila. Se adorna con papel picado con la imagen de la muerte y flores de cempasúchil que marca el camino de vuelta a casa.

La flor de cempasúchil

El cempasúchil es una planta originaria de México y de Centroamérica que se utiliza como adorno en las ofrendas y altares. Además florece en el otoño (cerca del Día de muertos). Se dice que sus pétalos de color amarillo marcan la senda que deben recorrer los muertos durante la visita que hacen estos días porque se supone que guardan el calor del sol y su aroma los llama. Según datos oficiales, se cultivan cada año unas 6.500 hectáreas de esta flor y otras como el crisantemo, la nube o el terciopelo, generando una gran derrama económica.

¿Dónde se celebra?

México es el único país del mundo que tiene esta relación con la muerte -de temor, admiración y burla- en estas fechas. No obstante, en otros países del mundo también se recuerdo a los muertos a finales de octubre e inicios de noviembre. El Halloween estadounidense, que se celebra el 31 de octubre, en la víspera del Día de Muertos, también es una muestra de sincretismo y se caracteriza por enfrentar la muerte con bromas o actividades cuyo fin originario era espantar a los difuntos.

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