domingo, 21 abril, 2024
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Yo voy en tren, no voy en avión

Conocer el mundo arriba de un tren turístico siempre es una opción interesante para los turistas. Desde el clásico Al Andalus, que recorre Andalucía; el mítico Oriente Expres, que une Oriente y Occidente; el Andrea Explorer, que cubre la ruta del Cusco; y el argentino Tren de las Nubes, cada vez más viajeros se inclinan por este tipo de travesías. Hay trenes que atraviesan desiertos y trepan cordilleras y hasta existen de lujo que son más costosos que un viaje en crucero.

Junto al auge de los trenes convencionales, impulsados por el crecimiento de la red de trenes de alta velocidad, se produjo también el surgimiento de los trenes turísticos que representan una forma de ocio que tiene más de “pequeña aventura” que de medio de transporte. Estos especie de hoteles rodantes ofrecen un servicio completo que incluye el alojamiento a bordo del tren en suite, desayuno con buffet libre y a la carta,  comidas y cenas en restaurantes de primer nivel o a bordo disfrutando de la más exquisita gastronomía, animación y seguridad a lo largo del viaje.  Además, se incluye el costo del traslado en transporte exclusivo y entradas para acceder a los museos y a las principales atracciones turísticas incluidas en el itinerario del tren.

Opciones en Europa

España puede presumir de contar con dos de los trenes turísticos más lujosos del mundo: el “Transcantábrico”, que hace dos rutas de 8 días con dos recorridos diferentes, de San Sebastián a Santiago de Compostela y de Santiago de Compostela a León (desde los 3.800 euros); y el “Al Andalus”, que ofrece un itinerario circular partiendo desde Sevilla para visitar Córdoba, Ronda, Cádiz, Jerez y  Granada. También realiza la ruta extremeña que vincula Sevilla con Madrid atravesando entre otras ciudades: Cáceres, Toledo y Aranjuez.

La mítica y el lujo van de la mano en el Oriente Expres. (Venice Simplon Orient Express)

Para recorrer Europa se puede recurrir al tren Venice Simplon Orient Express que cubre geografías tan amplias como sus distintos itinerarios. El espíritu de Agatha Christie y su famosa novela de intriga, que tuvo este tren como testigo mudo de su famoso asesinato, siguen ejerciendo un tremendo atractivo en el viajero que decide pagar una cantidad de dinero nada desdeñable por cubrir la distancia entre Londres y París a su bordo. Pero también en sus vagones se puede llegar a Budapest, Bucarest, Praga, Estambul, Dresde, los Alpes suizos o la campiña francesa. El viaje Londres-Venecia está unos 3.400 dólares.

Mientras que el  “Belmond Grand Hibernian”, que parte de Dublín, recorre los fascinantes paisajes de la costa y la campiña de la República de Irlanda e Irlanda del Norte, para conocer los fiordos noruegos hay que subirse al tren de Flamsbana. Tres días y dos noches tiene un costo de unos 4400 dólares. 

Desafiar al Transiberiano

En tanto, la línea ferroviaria Transiberiana, considerada la  más extensa del mundo, con 9.288 kilómetros, atraviesa ocho husos horarios permitiendo conectar  Moscú con el Lejano Oriente y el mar del Japón. Entre los trenes turísticos más famosos que la recorren se destacan el Gran Transiberiano Express (desde unos 5.200 euros) y el Oro de los Zares que llegan hasta Pekín atravesando Mongolia en apenas 16 días, y también se destaca el tren Golden Eagle, que entre otras rutas cubre la de Moscú con Vladivostok, frente al mar del Japón. 

El Transiberiano Express es uno de los más elegidos por los turistas. (trans-siberian-travel.com)

Cada año, miles de viajeros preparan su mochila para ir en tren de Rusia a China pasando por Mongolia. Aunque la ruta tradicional del Transiberiano va de la capital rusa hasta Vladivostok, lo cierto es que el ramal Transmongoliano es la que tiene más adeptos. Son muchos los que piensan que el Transiberiano es un tren en sí mismo, y esto no es cierto, ya que es una ruta con dos ramales (Transmongoliano y Transmanchuriano) en la que operan varios trenes. Hacer todo el recorrido del tirón en un solo tren lleva entre cinco y siete días, dependiendo de la ruta escogida.

Aventura sudamericana

En 2016 el grupo Belmond presentó el primer tren turístico nocturno de América del Sur: el “Andean Explorer” (tres días desde unos 2.300 dólares), que cubre la ruta Cusco, lago Titicaca (Puno) y Arequipa. La travesía se realiza a lo largo de una de las rutas ferroviarias  de mayor altura del mundo sobre el nivel del mar, atravesando los Andes peruanos desde el Cusco hasta el lago Titicaca y Arequipa y explorando las maravillas naturales en un entorno mítico que antiguamente cobijó al reino de los Incas. El itinerario propone un viaje de tres días y dos noches que parte desde el Cusco, la capital del antiguo Imperio Inca, recorriendo las planicies más altas de los Andes. Durante el trayecto se realizan varias paradas.

En tanto, desde la ciudad de Oruro, se puede realizar una de las rutas más impresionantes de Bolivia a través del desierto. El viaje entre Oruro y Villazón transcurre a través de 500 kilómetros de desierto, en 4 estaciones, teniendo como gran atracción el transporte hacia el famoso Salar de Uyuni.

En Ecuador hay que desafiar la Nariz del Diablo, una montaña con paredes casi perpendiculares. (trenecuador.com)

Otra linda opción es el  Serra Verde Express une Curitiba y Morretes, en la zona sur de Brasil. Este recorrido de 110 km se mueve a través de los bosques tropicales y acantilados, mostrando incluso el océano atlántico, entregando una de las rutas escénicas más imponentes de Brasil.

Finalmente, si uno se anima a desafiar al “tren más difícil del mundo” hay que llegar hasta Ecuador. Allí, un peculiar tren, como una gigantesca serpiente, recorre 446 kilómetros desde los cuatro metros sobre el nivel del mar hasta llegar a los 3.600, surcando peligrosos encañonados por los Andes y decorados de paisajes multicolores. La ruta Alausí-Sibambe atraviesa la denominada Nariz del Diablo, una montaña con paredes casi perpendiculares.

Destinos fuera de agenda

En África circula el célebre Rovos Rail, conocido como “El Orgullo de África”, que ofrece una amplia variedad de rutas de distinta duración, entre las que se destacan “Ciudad del Cabo a Pretoria”, el “Safari Durban”, que llega a hasta las Cataratas de Victoria y el “Safari Namibia” que recorre Sudáfrica y Namibia. Quienes cuenten con más tiempo podrán tener el privilegio de atravesar el continente en uno de los itinerarios más famosos del mundo, el “Dar es Salaam”, que parte desde Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, recorre 6.100 kilómetros a lo largo de 14 días hasta llegar a Dar es Salaam, la antigua capital de Tanzania, cruzando por territorios de  Sudáfrica, Botswana, Zimbawe, Zambia y Tanzania. Desde Pretoria a Ciudad del Cabo por dos noches sale unos 3400 dólares.

Para conocer del estado americano de Alaska nada mejor que la línea Denali Star y su servicio Goldstar. En tres horas, cubre el trayecto entre Anchorage, la ciudad más poblada de Alaska, y Fairbanks, la segunda ciudad más grande del estado y en la que la belleza de las auroras boreales se disfruta un promedio de 200 días al año. El paisaje que ofrece esta ruta es tan espectacular que el tren aminora la marcha, e incluso se detiene, para que el turista “queme” su cámara de fotos.

El famoso Rovos Rail ofrece una amplia variedad de rutas en África. (Rovos Rail)

En tanto, para ir de este a oeste en Australia, habrá que tomar el Indian Pacific, que cubre el trayecto entre las ciudades de Sidney y Perth en tres días, uniendo el océano Pacífico con el Índico (costo: 2100 dólares). A lo largo del viaje, el paisaje está plagado de contrastes: desde las bellas Montañas Azules, hasta la desértica llanura de Nullarbor, pasando por ciudades como Broken Hill, con un pasado minero a sus espaldas, o Kalgoorlie, la capital del oro de Australia. Si se prefiere ir desde el sur hasta el norte, entonces hay que decantarse por el Ghan, que va de Adelaida a Darwin también en tres días. Colinas, costa y desierto vuelven a darse la mano a través de uno de los trayectos más largos del mundo. 

El vapor de La Trochita

En Argentina también existen trenes turísticos diurnos como el Viejo Expreso Patagónico “La Trochita”, con su máquina a vapor y con servicios desde Esquel y El Maitén en el oeste de Chubut. El nombre de “La Trochita” remite a la distancia menor entre los rieles sobre los que corre, de trenes de trocha angosta tipo Decauville, traza que a principios del siglo XX permitía ahorrar costos en los trabajos de ingeniería y mantenimiento de las formaciones. En esa época se usaba una trocha de 60 centímetros, aunque al construir este ferrocarril se adoptó otra de 75 centímetros para trenes entre la localidad rionegrina de Ingeniero Jacobacci y la chubutense de Esquel, además de otro servicio en la zona de Trelew, en el este de la provincia.

La Trochita, una opción en Esquel.

Los pasajeros de “La Trochita” comienzan a disfrutar el paseo en los antiguos talleres y sus museos ferroviarios de ambas localidades, y conocen las históricas estaciones de partida, para subir a la formación de hierro y madera, con estufas a leña en sus vagones, y un sinnúmero de detalles que lo transportan hace 200 años y sus viajes de época.

El tren que parte de Esquel es impulsado por una locomotora a vapor Henschel alemana de más de 22 toneladas, y la de El Maitén por una Baldwin de Estados Unidos, más grande, de 25 toneladas. Los interesados en obtener más información y tarifas actualizadas pueden acceder a la página web del expreso www.latrochita.org.ar.

Acariciando las nubes

El Tren a las Nubes, un ícono sobre rieles en Argentina, ofrece a los turistas una innovadora propuesta que suma trayectos carreteros a clásico viaje desde Salta hasta San Antonio de los Cobres, entre paisajes de valles, yungas y la Puna, donde al llegar al viaducto La Polvorilla, a 4.200 metros sobre el nivel del mar, finaliza su recorrido.

El tramo vial del trayecto comienza en la estación Salta, donde los turistas abordan los vehículos en los que recorrerán Campo Quijano, Gobernador Solá, El Alfarcito, las quebradas de las Cuevas y del Toro y la llanura de Muñano, hasta San Antonio de los Cobres, localidad donde se aborda el tren para recorrer el tramo final hasta La Polvorilla.

El Tren a las Nubes, un ícono sobre rieles en Argentina.

La formación cuenta con vagones de primera clase, con asientos reclinables, calefacción y sistemas de audio y video especialmente diseñados para difundir las particularidades de los sitios por lo que atraviesa el convoy, y además, un coche-bar en el que se pueden adquirir comidas rápidas, golosinas, gaseosas, té o café a precios económicos.

La parte final del recorrido del Tren a las Nubes, que se realiza en ferrocarril, arranca en San Antonio de los Cobres, a 3700 metros de altura, y finaliza en el viaducto La Polvorilla, una imponente obra construida entre 1930 y 1932, de 224 metros de largo y 64 de alto, que corona un paisaje pleno de colores y texturas típicas de la Puna.

Hacia el fin del mundo

El Ferrocarril Austral Fueguino, también llamado Tren del Fin del Mundo, conecta Ushuaia con el Parque Nacional Tierra del Fuego recorriendo un trayecto de apenas 8 kilómetros en el que los turistas pueden disfrutar de los bosques nativos más coloridos de esa provincia patagónica y de vistas panorámicas de una belleza singular.

El tren del Fin del Mundo. (Archivo)

El Tren del Fin del Mundo unía en sus inicios a Ushuaia, la ciudad más austral del mundo, con el antiguo penal de la Patagonia, que funcionó hasta 1947, atravesando el bosque fueguino y transportando alimentos, materiales de construcción y presos. En 1994 volvió a funcionar, pero sólo para el turismo y con un recorrido que cubre la tercera parte del original, que era de 25 kilómetros. El trayecto de uno de los trenes turísticos más famosos del mundo parte de la estación del Fin del Mundo, que es un antiguo terraplén presidiario, y termina en la Parque Nacional Tierra de Fuego.

La formación luego ingresa al parque nacional Tierra del Fuego, donde los pasajeros pueden abordar un micro que los lleva a recorrer ese espacio natural a través del valle para luego retornar a la estación Parque Nacional, donde retoman el tren. Durante el recorrido los turistas pueden contemplar las mejores vistas panorámicas del Cañadón del Toro, del río Pipo y de la cascada La Macarena, entre otros atractivos naturales de esa zona de bosques autóctonos. También pueden observar asentamientos típicos de las antiguas tribus Yamanas y conocer detalles de sus costumbres, su historia y su identidad cultural.

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