jueves, 5 diciembre, 2024
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Para fanáticos de las aves

NEUQUÉN

En la localidad de Las Lajas, al pie de la Cordillera de Los Andes, comenzó la época de avistaje de aves, una actividad que no sólo atrae a los especialistas llegados de todo el mundo, sino también, a turistas curiosos que además de disfrutar de un paisaje único, tienen la posibilidad de contemplar las casi 200 especies que habitan en la zona.

Los extensos valles y humedales que rodean a esta localidad del centro neuquino, son utilizados como refugios y sitios de nidificación de cientos de especies, y convierten el lugar en una zona privilegiada para la observación de aves, destacaron desde el Club de Observadores de Aves (COA) local.

Desde la entidad se han registrado alrededor de 140 especies, aunque se calcula que en la zona existen unas 200. Se trata de un lugar de transición entre distintas regiones geográficas, ya que en pocos kilómetros a la redonda se encuentran sectores de monte y estepa distribuidos en el área precordillerana donde se pueden divisar especies como loicas, calandrias mora y grande, toritos pico negro, yales, comesebos andinos, y cortarramas.

En la zona cordillerana cercana al paso internacional Pino Hachado, se desarrolla el bosque andino con la presencia de vegetación característica como araucarias araucanas, lengas, ñires y cañas colihue, donde la humedad es mucho mayor, originando cientos de pequeños cursos de agua y vertientes. En el área se pueden apreciar loros barranqueros, cachañas, águilas moras, cóndores andinos y, en los ambientes acuáticos, diferentes tipos de patos como pato overo, maicero, de anteojos, y el escurridizo pato de los torrentes.

SANTIAGO DEL ESTERO

A pocos kilómetros de La Banda, la ciudad santiagueña inmortalizada en cientos de chacareras, está “Los Corbalanes” una reserva ambiental de 60 hectáreas en la que conviven 154 especies de aves que incluyen al llamativo flamenco rosado y al legendario kakuy.

Allí, hondonadas de chaco seco y arenales, campos de salitrales y bosques en galería -los que se forman a la par de los humedales- sorprenden a los visitantes que se encuentran con franjas, en realidad subsistemas ecológicos a lo ancho de cuatro mil metros, es decir, entre la entrada a la reserva y el río Dulce. 

El paisaje pleno de algarrobos, breas, tunas, vinales, quimiles y jumes se completa con esteros y la laguna “Los Chañares” conformando un surtido ambiental diverso que necesita ser protegido. Ese es el anhelo de José Navarro, integrante de Aves Argentinas y dueño de la propiedad cuyo origen dominial se remonta a 1792 cuando un descendiente del capitán Juan de la Cruz Corvalan, del ejército real, vende a Simón Ávila (ancestro de Navarro) unas cinco mil hectáreas en la costa este del río Dulce según consta en el Archivo de los Tribunales de la provincia.

El kakuy, conocido también como ‘urutaú’ y famoso por su estremecedor grito es un personaje central en la mitología local ya que no sólo le cantan chacareras sino que registros de los primeros misioneros en el 1600 lo mencionan como un animal protegido por los pobladores. 

De acuerdo al último conteo, se detectaron 210 ejemplares de 12 especies como flamencos, espátulas rosadas, patos, playeritos, pitotoy, teros y garzas en Tipiro mientras que Los Chañares identificaron 540 ejemplares de 14 especies como garzas, biguas, jacanas, chorlitos, espátulas rosadas, cuervillos y tuyuyu, entre otras variedades. 

ENTRE RÍOS

El Parque Nacional El Palmar, el último bosque de palmeras Yatay del mundo, está ubicado en el sudeste de la provincia de Entre Ríos. Sus 8.500 hectáreas forman parte de una región poblada de estuarios, bosques y humedales donde conviven más de 250 especies de aves.

El Parque, de vegetación tupida, integrada por mataojos y mirtáceas como el guayabo colorado, cuenta con sus lagunas y pastos inundados, y es un paraíso para el birdwatching. Desde excelentes observatorios pueden admirarse carpinteros campestres, carpinteros reales y carpinteros blancos. En la selva en galería se observan pepiteros, agachonas, fruteros, charranes, monjitas, periquitos, espineros, horneros, canasteros, arañeros, corbatitas, tordos, atajacaminos, y de noche, lechuzas. En los alrededores, con un poco de suerte, se avista el cardenal amarillo, una especie en peligro de extinción; también el ñandú y el inambú. Sorprenden en el camino los enormes nidos comunales de las cotorras.

Dentro del parque hay dos observatorios de aves: el Observatorio del Pastizal, ubicado en una zona de humedal inundable, con excelentes vistas del palmar; y el Observatorio del Bosque, junto al río Uruguay y al sitio histórico “Calera del Palmar”.

FORMOSA

A minutos de la capital provincial, entre palmares, selvas en galería, humedales, pastos, lagunas, esteros, riachos y bañados, hay sitios para observar unas 600 especies de aves que son parte de la provincia.

El territorio formoseño, donde pueden avistarse más de la mitad de las aves que habitan en todo el país, es parte de la gran región del Chaco, de clima tropical, con fuertes contrastes climáticos entre la temporada cálida de lluvias y la temporada invernal, más seca.

Cuatro son los lugares imprescindibles aquí para el avistaje de aves: la Reserva de Biósfera Laguna Oca, ubicada a minutos de la capital provincial; el Bañado La Estrella, el tercer humedal más extenso de Sudamérica; el Parque Nacional Río Pilcomayo, hábitat de aves selváticas y acuáticas; y la Reserva Natural Formosa, donde abundan las aves subtropicales.

La Reserva Laguna Oca, a solo 5’ de viaje de la capital, recibe al viajero con el canto del sirirí, el churrinche, el cardenal y la calandria. En cuanto al Bañado La Estrella, es una de las reservas ecológicas más importantes del continente; hábitat de aves acuáticas, carpinchos, lobitos de ríos, boas y yacarés.

Por otra parte, el Parque Río Pilcomayo, ubicado en el Chaco oriental, tiene además ecosistemas de quebracho y selva; y entre los atractivos añadidos, se cuenta la posibilidad de observar monos y, de noche, osos meleros, coatíes, yacarés y boas. Y la Reserva Natural Formosa en un terreno de grandes contrastes estacionales. Un área de bosques de maderas duras e inundables, entre cuyos senderos se realizan safaris fotográficos.

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