viernes, 6 diciembre, 2024
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El mundo siempre quiere fiesta

Día de los Muertos

Las celebraciones por el “Día de Muertos”, una fiesta milenaria declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad en 2008 por la Unesco y que honra a los ancestros, se conmemora cada 2 de noviembre, y coincide con la celebración católica del Día de los Fieles Difuntos.

Es una fecha importante en México y en menor grado en países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos donde existe una gran población mexicana. Hasta el país del norte llegan millones de turistas que se sorprenden por los festejos que copan las calles de todas las ciudades.

Los orígenes de esta festividad pueden retrotraerse a las civilizaciones maya, azteca, perepecha, Nahau y Totonaca. En los tiempos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.

Las preliminares de la fiesta se viven en el “Desfile de Muertos”, donde se pueden ver calaveras monumentales, carros alegóricos y “catrinas” que recorrerán el Paseo de la Reforma desde el monumento de La Estela de Luz con dirección al Zócalo capitalino.

La mítica explanada se convierte en escenario de ofrendas multitudinarias para los difuntos, y donde se realizarán conciertos gratuitos de rock, jazz, blues y música tradicional mexicana para concluir un día repleto de colores y sabores.
Celebrada desde finales de octubre hasta la primera semana de noviembre, la fiesta del Día de Muertos es un legado ancestral heredado de distintas culturas prehispánicas combinado con la celebración del día de Todos los Santos católico. Cada rincón del país, desde la isla de Janitzio en Michoacán, pasando por los pueblos de Chiapas y hasta el gran Zócalo de la Ciudad de México, se visten de color y tradición a la espera de millones de visitantes que buscan participar en uno de los ritos más espectaculares que existen.

Festival de Holi

Cada año, la India se tiñe de brillantes colores para recibir la primavera y durante dos días, parece que las enormes brechas sociales desaparecen.  Se trata del Festival de Holi, que tiene sus orígenes en lo religioso y que además de la India se ha extendido con el tiempo a  otras comunidades hindúes como en Nepal, Sri Lanka, Malasia, Sudáfrica o Reino Unido.

El evento se celebra al final de la estación invernal en la última luna llena del mes, que normalmente coincide con finales de febrero o principios de marzo.

Hoy en día, Holi simboliza un puente entre las diferentes clases sociales dentro de la propia cultura hindú. Los hombres y las mujeres celebran juntos esta fiesta; los ricos y los pobres se pintan entre sí, del mismo modo que lo hacen los jóvenes y los mayores.

La celebración original consiste esencialmente en lanzarse polvos de colores brillantes y agua coloreada unos a otros, como símbolo de felicidad por la llegada de la primavera, tratando de emular los alegres colores de las flores que nacerán durante la estación venidera. Es un momento mágico, de alegría, diversión, música y danza, pero sobre todo espiritual, ya que durante la víspera del festival, se encienden hogueras como conmemoración del triunfo del “bien” frente al “mal”. 

Miles de linternas volantes inundan la noche tailandesa.

Fallas valencianas

Las Fallas de Valencia, en España, son una fiesta que combina tradición, sátira y arte y que miles de viajeros de todo el mundo quieren conocer. Aunque los días grandes de la fiesta son del 14 al 19 de marzo, lo cierto es que, durante todo el año, la ciudad disfruta de diferentes actos falleros, que también son ya una tradición. Pero desde el 1° de marzo el ambiente festivo toma más color con las mascletás, las exhibiciones pirotécnicas que tienen lugar todos los días en la Plaza del Ayuntamiento.

El origen de las Fallas se encuentra en una antigua costumbre de los carpinteros que, celebrando la llegada de la primavera, la noche del 19 quemaban frente a sus talleres las piezas de madera que usaban para elevar los candiles que les iluminaban durante el invierno. Poco a poco, fueron añadiendo a este fuego purificador trastos viejos y harapos, que humanizaron a las piezas de madera hasta convertirlos en ninots (muñecos). El humor de los valencianos pronto otorgó a esos ninots el sentido crítico e irónico que mantienen en la actualidad. A día de hoy, las fallas evolucionaron hasta convertirse en obras de arte efímeras que, en algunos casos, tienen presupuestos millonarios.

La noche del 15 de marzo, es cuando se produce la tradicional plantà de fallas. Se trabaja durante toda la noche para instalar más de 700 figuras en las calles y plazas de la ciudad. La mañana del 16, Valencia amanece habitada por caricaturas y representaciones satíricas que, con gran sentido del humor, critican a políticos, personajes famosos y los acontecimientos más relevantes de la actualidad.

Se puede disfrutar de estas impresionantes escenas durante las siguientes jornadas hasta que, en la noche del 19 al 20, se realiza la cremà (quemada), el momento en que arden en medio de un fascinante espectáculo de luz, música y fuegos artificiales. 

Inti Raymi

El Inti Raymi, que traducido del quechua significa “Fiesta del Sol” es una de las festividades más importantes de la ciudad imperial del Cusco. Este maravilloso espectáculo realizado en la explanada de Sacsayhuaman se celebra cada 24 de junio y tiene como fin homenajear al dios Sol, símbolo supremo y de adoración en la cultura Inca.

En la actualidad participan cerca de 750 actores, quienes representan a sus ancestros con el mismo fervor de siglos atrás. Y cada año llegan hasta Cusco alrededor de 200 mil personas para ser parte de esta sentida celebración.

Para los pueblos antiguos, el Inti Raymi representaba un nuevo comienzo al cerrar un ciclo de cosechas y abrir otro. Hoy, el festival es una forma de mantener viva la cultura ancestral y reverenciar la grandeza de las tradiciones cusqueñas.

El espectáculo comienza en el Complejo de Qorikancha, también conocido como Templo del Sol. Este monumento fue erigido en el siglo XV como un templo de adoración al dios Inti y su estructura ya estuvo adornada con placas de oro. De allí, el cortejo colorido pasa por la Plaza de Armas, corazón del centro histórico de Cusco y Patrimonio Cultural de la Humanidad desde 1983. En el lugar también está la Catedral de Cusco y la Iglesia de la Compañía de Jesús.

El ápice de la fiesta ocurre en la Explanada de Sacsayhuamán, donde el público ve el espectáculo desde las gradas. En este complejo arqueológico, ubicado a 2 kilómetros de la Plaza de Armas, es posible admirar el magnífico legado arquitectónico dejado por los incas, que construyeron murallas de casi 300 metros valiéndose solo de grandes piedras perfectamente encajadas entre sí.

Garma, una celebración del pueblo aborigen Yolngu. (Archivo)

Festival Burning Man

Cada año, del último lunes de agosto al primer lunes de septiembre, un festival en medio del desierto de Nevada, en Estados Unidos, congrega a miles de personas. Se trata de Burning Man, un evento que en esencia es un punto de encuentro, de difusión y de construcción artística.

El objetivo principal del festival es convivir en comunidad con personas del todo el mundo,  y poder expresar todo lo que quieras a través del arte; es por eso que ahí se puede ver todo tipo de cosas y ahí se sustenta la rareza del encuentro.

Es un festival que no acepta comercios ni marcas, pues desde sus inicios se asoció con el movimiento hippie. Sin embargo, en los últimos años los principios se vieron trastocados debido a la llegada de los multimillonarios. En Burning Man tienen cabida todas las formas de expresión artística, aunque lo que está prohibido es el intercambio de dinero, pues uno de los principales objetivos es compartir.

Los participantes deben llevar consigo todo lo que necesiten para subsistir durante esa semana y también aquello que quieran regalar a otros asistentes. Es inútil llevar celular o computadora porque no hay ningún tipo de cobertura. Asilados del mundo, los participantes esperan la procesión con tintes paganos que se realiza el sábado y que acaba con la quema de un hombre de madera que llega a tener más de 12 metros de altura.

Festival Yi Peng

Decenas de miles de linternas volantes inundan durante noviembre el cielo de la ciudad de Chiang Mai, en el norte de Tailandia, para pedir buena suerte con motivo de la celebración del festival de la segunda luna llena o Yi Peng.

Esta celebración, que hunde sus raíces en el antiguo reino de Lanna (siglos XIII-XVIII de nuestra era), se celebra en el segundo mes lunar según el calendario lanna y coincide con el Loy Krathong, festival que rinde homenaje a Buda y la diosa del río.

Durante tres días, la música, el color y las luces inundan las calles, los templos, y los jardines ofreciendo una imagen fascinante. Pero, además, tienen lugar diversos eventos festivos, bailes tradicionales, desfiles y concursos de belleza.

Los farolillos volantes, fabricados usualmente con papel de arroz y alimentados con el fuego de una vela o un pequeño depósito de combustible, llena el cielo de luceros, al tiempo que interrumpe temporalmente el tráfico aéreo. Además del Yi Peng, el Loy Krathong se celebra en Chiang Mai y en el resto de Tailandia con la colocación en ríos y canales de cestas flotantes con velas y adornos florales para deshacerse de la mala suerte.

Los “krathongs” (cestas flotantes) se elaboran tradicionalmente con troncos de palma y hojas de plátano, pero hace varios años empezaron a surgir también otras que incluyen materiales no biodegradables.

Se trata de un espectáculo fascinante y mágico que, cada año, atrae a más turistas en busca del misticismo y la espectacularidad de la cultura Thainess.

Garma Festival

El Festival de Cultura Tradicional de Garma, celebrado en Australia cada año entre finales de julio y principios de agosto, es la reunión cultural indígena más grande del país. Tiene lugar al norte, en el territorio de Arnhem Land.

Se trata de la celebración anual más grande e importante del pueblo aborigen Yolngu, originario del nordeste de Australia. Este evento se celebra durante cuatro días en el espacio ceremonial de Gulkula, cerca de Nhulunbuy en el estado conocido como Territorio del Norte. 

El festival es una celebración de esta herencia cultural. Lo promueve la fundación sin ánimo de lucro Yothu Yindi y todos los ingresos que se obtienen en el evento van destinados a esta organización, que trabaja para conseguir la igualdad para la población nativa. En líneas generales, la programación del festival incluye desde actuaciones musicales y bailes como el tradicional y nocturno Bunggul hasta programas relacionados con el turismo cultural, el gobierno y el liderazgo juvenil. También hay talleres para aprender el idioma o artesanía del pueblo, así como foros de debate y conferencias que atraen a políticos y empresarios de todo el mundo.

Durante años, los colonos británicos en Australia otorgaron menos derechos a la población nativa, lo que provocó desigualdad entre los aborígenes y los descendientes de los europeos. Por ese motivo, el festival no es solo un escaparate de las tradiciones milenarias de los Yolngu, sino que sirve también para poner en el foco en las necesidades de los aborígenes australianos.

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