Nuestro país ofrece, en cada destino, una combinación perfecta entre paisajes impresionantes y la calidez con que la gente comparte su cultura. A lo largo de la Cordillera de los Andes, por ejemplo, el país alberga múltiples escenarios plenos de maravillosos aromas y sabores provenientes de los vinos que se elaboran.
Todo el año se viven experiencias de turismo del vino inolvidables y llenas de pasión que combinan cultura, disfrute y gastronomía. Cada provincia presenta un entorno natural que la identifica y tradiciones milenarias que son el alma de cada pueblo.
Una recorrida por la tierra del vino es ideal para conocer una inmensa paleta de cepas, sabores y geografías. El itinerario, lejos de ser lineal, invita a pasear por cada región para disfrutar de los secretos que aguardan allí.
Los visitantes participan de experiencias en viñedos y de las fiestas populares dedicadas al vino, a la tradición y al trabajo de todo un año. Argentina es tierra de vinos, que invita a descubrir y elevar los sentidos.
En la vasta extensión vitivinícola, la provincia de San Juan, es la segunda (tras Mendoza) con más superficie de viñedos implantados: alrededor de 32.000 hectáreas según los datos de Wines of Argentina, lo que equivale al 16% de la superficie total del país. Con altitudes que oscilan entre los 550 a 2.000 msnm y el viento Zonza como gran factor natural, se destacan los valles del Valle del Pedernal, Calingasta, Zonda, Ullum, Iglesia y Jáchal.
Más allá que en la provincia el parque varietal es muy variado, San Juan se posiciona nacionalmente como el hacedor de los grandes Syrah. Entre los blancos, se lucen las uvas autóctonas como el Torrontés Riojano y Sanjuanino, Pedro Ximénez y Moscatel de Alejandría.
La provincia cuenta con una tradición vitivinícola de arraigo cultural, fruto de los inmigrantes radicados en su suelo. Desde comienzos del siglo pasado, los viñateros ya organizaban la plantación de sus parrales, bien al estilo español.
Las bodegas que integran la Ruta del Vino Sanjuanino están ubicadas en las cercanías de la capital provincial. Desde allí pueden recorrerse establecimientos de gran tradición y de vanguardia.
La naturaleza brinda un paisaje contemplativo y de gran distensión y el camino lleva a descubrir emprendimientos de tipo boutique, que sorprenden en sus producciones y su atención, ya que aquí los propios dueños reciben a los viajeros.
Hacia el sur de la ciudad de San Juan, una zona de excepcional fertilidad alberga a firmas productoras de vinos y espumantes orgánicos. En el interior de la provincia, se multiplican los atractivos naturales y las propuestas vinculadas al turismo aventura, al termalismo, a la observación astronómica –en el Parque Nacional El Leoncito- y a la pesca deportiva.