Una caminata por el Puerto de Frutos, un paseo en un catamarán o adrenalina y diversión en el Parque de la Costa, son algunos de los atractivos que Tigre ofrece todo el año, tanto en el Delta como en tierra firme. A lo largo de los más de 200 km2 de islas, existe un abanico muy amplio de actividades en medio de la exuberante vegetación y el aire puro. Trekking, senderismo, bicicleteadas, cabalgatas, avistaje de aves, tours fotográficos y excursiones son sólo algunas.
Para conocer el Delta, por ejemplo, se puede optar por dar un paseo en catamarán de alrededor de una hora a través de los ríos Tigre, Luján y Sarmiento. Una opción menos exclusiva, aunque entretenida es hacerlo en lancha colectiva. Si la elección es pernoctar, en las islas hay una oferta amplia y variada de hoteles y cabañas, sitios ideales para desconectar por un par de días del ruido y el estrés de la gran urbe.
Además, sus aguas guardan una relación única con la literatura argentina, y ese mundo no tan conocido es ideal para descubrir sin prisa. Por allí, perdidos en sus islas, pasaron grandes escritores y aún hoy uno puede encontrar sus marcas.
El viajero puede elegir entre una excursión a medida o recorrer los canales en una de las lanchas colectivas que emplean los isleños para desplazarse en su cotidianeidad. Durante el paseo, puede visitarse un área de islas interconectadas por puentes y caminos, acercarse a una casita blanca protegida por una gigantesca urna de cristal que fue propiedad de Domingo Faustino Sarmiento en el siglo XIX, visitar las casas de Haroldo Conti en Arroyo Gambado y la de Rodolfo Walsh sobre el río Carapachay, además de comer en un típico restaurante ribereño o pasear sin rumbo fijo entre espléndidos sauces llorones.
Pero por su laberinto de islas, uno de los más grandes del mundo, también pasaron grandes nombres de la literatura argentina, desde Jorge Luis Borges a Manuel Mujica Láinez, de Victoria Ocampo a Horacio Quiroga, de Oliverio Girondo a Roberto Arlt, que lo inmortalizó a través de una de las “Aguafuertes del Delta”.
Pero sin dudas, la Casa Museo Sarmiento, es un lugar que mantiene viva la historia del Delta. Para llegar a la casa del escritor, estadista y educador sanjuanino es preciso embarcarse en una lancha en la estación fluvial de Tigre. En veinte minutos de viaje se llega a lo que fue la residencia de fin de semana del prócer. La casa se encuentra actualmente rodeada de cristales, instalados por la Municipalidad de Tigre en 1996, cuando se hizo cargo de la refacción de la edificación. Esta construcción de tres salas, declarada monumento histórico provincial, es pequeña. No así el parque que la rodea. La casita edificada sobre pilotes posee dos habitaciones y una sala principal donde se pueden ver el mobiliario perteneciente al ex presidente argentino: su cama, una colección de fotos y un pintoresco cuadro del barco de vapor Talita, en el que el prócer llevaba a autoridades y amigos a conocer el Delta.