Más allá que no exista un fundador que haya pasado a la gloria y una fecha concreta de nacimiento, Rosario, ese sueño de muchos, es una de las ciudades más lindas para visitar en toda estación del año.
Los años pasan y esta localidad que comenzó a ser poblada en el siglo XVII en el desvío del Camino Real hacia Córdoba o a Paraguay, se renueva constantemente y, a su vez, le brinda al turista sitios clásicos que dan ganas visitar cada vez que uno llega a orillas del Río Paraná.
La ciudad tiene de todo, con joyas arquitectónicas como la Bolsa de Comercio o el Palacio Minetti, el Monumento a la Bandera y un sinnúmero de edificios que tienen poco más de 100 años, ya que la ciudad fue reconocida como tal por el presidente Justo José de Urquiza luego de la Batalla de Caseros, en 1852. Rosario fue votada tres veces para ser la capital de la república por el Congreso, pero sendos vetos de los presidentes Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento sostuvieron a Buenos Aires en ese lugar.
La ciudad está sobre la margen derecha del Paraná y comparte con Entre Ríos sus islas, en las que hay paradores, con mucho trabajo en esta época, por lo que hay cruces diarios desde la costa. En el terreno de la cultura, la ciudad ahora cuenta con milongas todos los días de la semana entre las que se destacan la de los bares históricos El Cairo, donde paraba el escritor Roberto “El Negro” Fontanarrosa con su “Mesa de los Galanes”, y El Olimpo, gracias al trabajo de profesores y milongueros apoyados por la Casa del Tango.
Como todo verano, con el río que bordea la ciudad Rosario ofrece numerosos balnearios, en especial las de la zona norte, con grandes playas, bares, lugares para hacer deportes acuáticos o en la costa y vistas a las islas, la ciudad y el puente que conecta con Victoria.
La zona más tradicional frente al Paraná es La Florida, donde hay una amplia extensión de arena, con círculos delineados para mantener el distanciamiento social y capacidad de ingreso limitada, entre otros protocolos de seguridad. En La Florida, el turista cuenta con todos los servicios para pasar el día y se puede llegar en coche o con el colectivo urbano Línea de la Costa, que pasa por el centro de la ciudad.
El río también se puede disfrutar en la Rambla Catalunya, una playa de acceso libre y gratuito, con un corredor exclusivo para nadadores, bares y otras opciones, vecino al balneario La Florida. En toda esa zona se puede pasear en kayak, para tener un contacto con el río al ras del agua, o desplazarse sobre una tabla de “stand up paddle”, y también tomar clases de estas actividades.
Desde Rambla Catalunya es posible abordar lanchas, tanto para un paseo por el delta del Paraná como para ir a instalarse durante la jornada a alguno de los paradores en las islas. También vía fluvial está la opción de llegar al riacho Paraná Viejo, un curso de agua que se desprende del río principal, donde hay paradores y campings, en un ambiente más tranquilo, agreste y alejado de la ciudad.
Paseos tradicionales
Además de las playas y el río, Rosario ofrece paseos por mercados y ferias tradicionales, donde se ofrecen productos de artesanos locales, tanto en la ribera como en el Parque Alem, el Boulevard, el Mercado Retro y el Roperito.
También es recomendable el Mercado del Patio, para degustar sabores regionales; la feria Paseo de los Encantos, y el Mercado de Frutos Culturales, una feria cultural emplazada en la Franja del Río, así como los numerosos puestos de artesanos que cada fin de semana se instalan en Boulevard Oroño y el río.
En tanto, se mantienen vigentes los circuitos temáticos como el dedicado al rosarino Lionel Messi; el circuito Rosario Insólita, que en su trayecto ofrece historias y curiosidades urbanas escondidas, y el de la Trova rosarina, por las huellas del movimiento nacido en la ciudad y que marcó la música argentina en los 80.
Si el viaje es con niños, existen propuestas como el Tríptico de la Infancia, que consiste en tres espacios donde crear, explorar, divertirse y aprender entre chicos y grandes. Otras opciones son la Isla de los Inventos, en la vieja estación ferroviaria Rosario Central; la Granja de la Infancia, un espacio lúdico al aire libre, y el Jardín de los Niños, en el Parque de la Independencia. También para los más pequeños, familias y turistas en general, está el Acuario del Río Paraná, una mega obra que aborda integralmente la biodiversidad del delta, con entrada es libre y gratuita e ingreso por orden de llegada.