Más allá que no cuente con una playa como en la costa atlántica para que el balde y la palita entretengan a los más pequeños durante horas, lo cierto es que Villa de Merlo, recostadas sobre la faz occidental de la Sierra de los Comechingones, cuenta con muchas propuestas para que los chicos se diviertan, conozcan las sierras y hasta la historia de la zona.
Con 20 mil habitantes, esta ciudad que se sitúa entre los 800 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar es el centro neurálgico de un circuito turístico que cuenta, entre otras, con las localidades de Carpintería, Villa Elena, Papagayos, Los Molles, Villa Larca y Cortaderas, todas ellas unidas por una ruta rodeada de montañas y una vista que invita a parar para disfrutar el paisaje. Pero la Villa, con el tercer microclima del mundo, por eso de que el aire contiene una ionización negativa mayor a lo normal, atrapa no sólo a los niños sino que reúne a todas las edades con propuestas para disfrutar de la naturaleza a pura aventura.
La ciudad que quintuplicó su población en los últimos 20 años, encuentra en el denominado “Circuito Chico”, en cuyo itinerario se concentran las mayores bellezas de la región, uno de los atractivos más concurridos. Allí está, en Rincón del Este, un imponente mirador a más de 1.200 metros sobre el nivel del mar, desde donde se puede apreciar, por la tarde y entre las nubes, un majestuoso atardecer sobre el Valle de Conlara. En ese mismo recorrido se llega hasta la reserva natural Mogote Bayo, un área protegida de 300 hectáreas que preserva el 70% del agua que luego se potabilizará para el consumo de Merlo. Aquí se puede bajar al Arroyo El Molino que, remontado a través de la sierra, ofrece frescas y profundas ollas de agua, a las que se puede llegar solo o con guía.
La segunda opción es la más recomendable y se puede complementar con un descenso por un sendero de altura que ofrece una maravillosa vista área de la ciudad. Para los aventureros también se ofrecen cientos de alternativas, desde la tirolesa hasta un vuelo en parapente sobre la Villa, con precios bastante accesibles.
En tanto, una de las caminatas famosas es hacia el Salto del Tabaquillo que, desde la Reserva Florofaunística El Rincón, lleva hacia una cascada con una gran olla y que demanda cinco horas de marcha entre ida y vuelta, de exigencia media y con la sugerencia de ir con guía.
Finalmente, dentro de este circuito sería un pecado no conocer Pasos Malos, un camping ubicado al norte de la ciudad, sobre el Arroyo Piedras Blancas. Además de ser uno de los cursos de agua más torrentosos, desde este punto se puede tomar un sendero autoguiado que se adentra en las sierras y culmina en el pintoresco barrio de Piedras Blancas, uno de los más antiguos de la ciudad.
En el centro, en tanto, el visitante puede encontrarse con la historia de una ciudad fundada en 1797 por el general Juan de Videla. Rodeada de casas antiguas se erige la plaza central, que data de aquella época y contiene un antiguo aljibe comunal. Enfrente está la iglesia colonial, de la misma época, que guarda los tesoros más valiosos de la historia de Merlo.
Muy cerca de allí, siguiendo por el casco histórico, está la casa del poeta Antonio Agüero, un caracterizado personaje de la cultura local, que describió con sus poesías el majestuoso paisaje de la Villa.
Otra cita con la historia se encuentra a 4 kilómetros de allí, saliendo de la ciudad hacia el denominado Circuito Norte, que conecta San Luis con Córdoba: se trata del Algarrobo Abuelo, un ejemplar de algarrobo blanco de más de 800 años de antigüedad, último ejemplar de un extenso bosque que dominaba la zona hasta la llegada del ferrocarril a principios del siglo XX. Camino hacia el predio donde se encuentra el histórico árbol se erige el museo regional Lolma, que expone en sus salas la rica historia de Merlo, desde la constitución de los primeros asentamientos hasta la actualidad.