Buzios, a 180 kilómetros de Rio de Janeiro, esconde algunos paisajes poco conocidos por los visitantes, como un parque natural de unas 100 mil hectáreas de extensión, manglares y sierras, que junto a sus famosas playas, hacen de esa localidad un lugar ideal para la práctica del ecoturismo.
La ciudad que popularizó Brigitte Bardot se encuentra en una península sobre el océano Atlántico y sus 24 playas ofrecen atractivos para todos los gustos y edades. Se trata de una antigua aldea de pescadores, devenida en un importante centro turístico que en temporada alta alberga a viajeros que llegan de todo el mundo.
Uno de los tantos aspectos pintorescos del lugar es que todavía guarda con celo la mística que marcó sus orígenes: en las primeras horas del día, las pequeñas embarcaciones pesqueras se adentran en el mar con el propósito de hacer sus capturas. Un espectáculo que se gana la atención de los viajeros que, cámara en mano, buscan obtener la mejor imagen para el recuerdo.
Entre las playas más destacadas están Geribá, ideal para quienes buscan animación y olas para surfear, con clases de surf para todas las edades; la de José Gonçalves, perfecta para quienes quieren aislarse del mundo en una playa sin kioscos ni vendedores ambulantes, y las de Azeda-Azedinha y Ferradura-Ferradurinha para familias con niños.
Manguinhos también es muy familiar, pero más tranquila y despoblada que las anteriores, en tanto que João Fernandes, con aguas calmas y arena concurrida, es la preferida de los turistas argentinos.
El centro de la ciudad es la Rua das Pedras, a orillas de la playa Armaçao, donde se concentran bares para todos los gustos, galerías de arte, restaurantes y tiendas, e incluso un cine que lleva el nombre de Bardot, la actriz francesa que llegó hasta allí en 1964 junto a su novio brasileño Bob Zagury.
Los amantes del turismo aventura pueden descubrir el Parque Estadual Costa del Sol, que se expande por los municipios de de Araruama, Arraial do Cabo, Cabo Frio, Saquarema, São Pedro da Aldeia y Armacão dos Buzios. Creado con el objetivo de proteger los remanentes de la Mata Atlántica y los ecosistemas asociados de manglares, lagunas y pantanos, es un lugar poco visitado por el turismo internacional.
Dentro del parque, y cercana a la playa de Ferradurinha, está la Pedra do Guardião con un sinfín de piscinas naturales conformadas por piedras volcánicas, y desde donde también se accede en una breve caminata con la compañía de un guía, a la Praia Dos Amores. Otro de los atractivos naturales desconocido por los visitantes es el manglar de Piedra, en Praia da Gorda, en el barrio de Rasa, del que solo existen otros dos iguales en el mundo: uno de Pernambuco y otro en Japón.
La rareza de estos fenómenos naturales consiste en que los árboles nacen en medio de las rocas y forman un vivero para muchas especies, por una combinación de agua dulce y salada que permite el fenómeno.
En tanto, desde el Parque se accede a uno de los puntos más altos de la ciudad, la Serra das Emerencias, que concentra vegetación originaria y fauna en peligro de extinción, como la perezosa, el mono tití león dorado y el mono capuchino.