Entre la humedad y la penumbra, las bóvedas de las bodegas esconden grandes historias y leyendas. Y Concha y Toro, en su gigantesca finca ubicada en el Valle del Maipo, en las afueras de Santiago de Chile, hace gala de ello, con una tradición diabólica entre sus miles de barricas. Y lo más intrigante es que esta no es una historia de esoterismo, sino algo real que da nombre a uno de los vinos más conocidos del planeta: el Casillero del Diablo.
Concha y Toro es una multinacional latina con presencia en 140 países y cuyos vinos están siempre entre los mejores del mundo. Cuando uno viaja a Santiago, más allá de los tours de compras que tanto atraen a los argentinos, hay que hacerse un tiempo para recorrer los 45 minutos que separan a la finca del centro de la capital chilena.
La explotación vitivinícola está situada en una superficie de viñedos que ocupa unas 10.400 hectáreas y que es atravesada por el río Maipo, en la cuenca de Santiago. La región es la casa de la prestigiosa uva Cabernet Sauvignon y está bendecida con un clima estilo mediterráneo, con bajo riesgo de lluvias durante la vendimia.
Ese fue el sitio escogido por Melchor de Concha y Toro en 1883 para producir sus vinos. Se cuenta que por esos años realizó una larga travesía en barco desde Francia hasta Chile. En su equipaje llevaba algo muy especial, una cepa de vid que había conseguido en la región de Burdeos. Esa pequeña planta sería el inicio de la basta empresa que hoy conserva su apellido y el inicio de un prometedor sector económico en el alargado país transandino.
En lo que respecta al recorrido turístico, comienza con una corta caminata a través de los hermosos jardines que rodean a la casona construida por don Melchor en 1875, como residencia familiar de verano. Luego, se visita una plazoleta-jardín en donde están plantadas las 26 cepas de uvas viníferas usadas actualmente por Viña Concha y Toro para la producción de vinos blancos y tintos.
Luego, siempre con un guía y probando sepas diferentes, se llega a uno de los lugares más esperados de la visita: donde se guarda el ya legendario vino Casillero del Diablo, y se podrá conocer la historia que da paso a una leyenda que aún hoy se mantiene vigente.
Cuenta la historia que cuando la bodega comenzó a crecer, don Melchor hizo construir un pequeño casillero privado donde guardar sus vinos más preciados. Pero aquellas botellas desaparecían poco a poco sin explicación aparente, aunque se estima que eran los propios empleados del marqués y los labriegos del valle quienes aprovechaban la oscuridad de la noche para hacerse de ellas. Es por eso que don Melchor puso en circulación una historia aterradora: el mismísimo diablo se había instalado en su bodega. Pronto se corrió la voz y los robos cesaron inmediatamente.
Al salir de las bodegas, con una breve explicación de los vinos degustados y una copa de regalo grabada con el logo de la casa, se da fin al recorrido no sin antes llevarse una advertencia: solo se debe usar para vinos provenientes del Casillero del Diablo y de la casa Concha y Toro, porque se ha sabido que el diablo las rompe de no hacerlo así.
TU GUÍA: A la bodega se puede llegar en auto o lo más común es contratar una excursión desde Santiago. El costo es de unos 65 dólares e incluye traslado y entrada. Más info: www.conchaytoro.com