Alemania, siempre que puede, busca escapar al cliché gastronómico que se tiene respecto a que sólo se consumen salchichas, y así potenciar la comida en cada uno de sus estados.
En Baden-Wurtemberg, al sur del país, la pasta rellena de carne picada y espinaca “Maultaschen”, es una especialidad de Stuttgart, que según la leyenda, fue inventada por los monjes que en la época de Cuaresma no querían renunciar a la carne y la ocultaban en una oblea de pasta.
Baviera es tradicional por la gran variedad de salchichas, y en este caso la estrella es la “Weißwurst” o salchicha blanca, elaborada con carne de ternera y de cerdo, además de cebolla y perejil fresco, que por tradición se debe comer antes de las 12 del mediodía en una terraza, chupando la carne de la tripa, y acompañada de mostaza dulce, bretzel y cerveza.
En la capital, Berlín, comer en la calle es toda una tradición y los berlineses están particularmente orgullosos de la “Currywurst”, como los que se sirven desde 1930 en el de Konnopke’s Imbiss, en la avenida Schönhauser Allee, con cinco niveles diferentes de picante.
Al noreste, en Brandeburgo, los pepinillos conservados con especias son el producto más conocido del bosque del Spree: un crujiente aperitivo que se presenta con sabor a mostaza, ajo o pimienta.
El Mercado del Pescado en la ciudad portuaria de Hamburgo, que funciona desde hace 300 años, es ineludible para degustar un panecillo con pescado y un rollmops, o rollito de filete de arenque, con los gritos de los vendedores ofreciendo sus productos de fondo.
Por su parte, en el estado de Hessen, al suroeste del país, el “Ebbelwei” o vino de manzana se sirve como la “bebida nacional”, en particular en Frankfurt, y se acompaña de platos contundentes como costillas, salchichas de hígado y morcillas con chucrut y pan de pueblo.
El Baja Sajonia, que limita con el Mar del Norte, se caracteriza por la tradición de preparar col rizada en invierno, donde la verdura se come acompañada de una “Pinkel”, una salchicha ahumada que contiene sémola junto con tocino, panceta, cebolla y especias.
Por su parte, Renania del NorteWestfalia es la zona rica en variedades de cerveza, desde la “Kölsch”, en Colonia, y la “Altbier”, en la vecina Düsseldorf, hasta las innumerables grandes y pequeñas cervecerías en todas las regiones del estado.
El Palatinado Renano es el mayor productor de vino de Alemania, colmado de tabernas. Y en el pequeño estado de Sarre, situado entre Luxemburgo y la región francesa de Lorena, el plato tradicional es el “Dibbelabbes”, formado por papas ralladas, puerro, cecina y especias cocinados en una sartén pesada, que se acompaña de compota casera de manzana.
La producción de queso Harzer es una de las exquisiteces que se elaboran en el estado de Sajonia-Anhalt -casi en el centro del país-, mientras otras 120 variedades, en la mayoría artesanales, se encuentran en el estado de Schleswig-Holstein, en el noroeste del país.
Finalmente las papas de Turingia, en forma de bola, es un producto muy apreciado por turistas y locales en platos como las Thüringer Klöße, que se elaboran a base de papas crudas ralladas junto con otras cocidas y machadas con un relleno de crujientes picatostes tostados en manteca.