El Parque Nacional (PN) Pre Delta, ubicado sobre la ecorregión Delta e islas del río Paraná, en Entre Ríos, celebró la sanción de la ley que le otorga jurisdicción sobre unas 146 hectáreas para poder ampliar el territorio con ambientes diferentes, con la posibilidad de desarrollo de nuevos senderos y actividades y asegurar que esté abierto todo el año.
Se trata de dos espacios no insulares conocido como el campo Coronel Sarmiento, con una barranca y una zona de campos altos, que se protegerán de los incendios ocurridos en los últimos años.
Creado en 1992 con el fin de preservar una muestra representativa del Delta Superior del río Paraná, al parque se accede por un camino vecinal de asfalto de unos 4 kilómetros hasta el Paraje La Jaula.
Dos grandes senderos peatonales autoguiados permiten recorrer y conocer la gran biodiversidad que alberga, en un paisaje de islas, arroyos, bosques, lagunas y riachos.
Unas 28 especies de reptiles, 185 especies de peces, y más de 200 tipos de aves, entre otros animales, conviven en las 2.750 hectáreas de área protegida, con más ambientes acuáticos e isleños que terrestres.
Todos los días, de 7 a 20, la naturaleza abre sus puertas para disfrutar desde los miradores “Laguna Las Piedras” y “Laguna Irupé” y a través de excursiones náuticas, aunque la bajante histórica del río Paraná modificó la fotografía y la llenó de zonas y lagunas secas.
Aldo Delaloye, intendente del Parque desde 2020, sostiene que la bajante generó modificaciones en la vegetación, fauna acuática y modelación del ambiente, pero lo toma como algo “natural”.
Carpinchos, lobitos de río, yacarés, coipos y nutrias, víboras, lagartos, lagartijas, tortugas, tortugas de agua, yararás, comadrejas, gatos monteses patos, garzas, cigüeñas, gallaretas y otros animales acostumbrados a vivir en el agua comparten el ambiente. De ellos, el Parque protege al lobito de río, la chanchita y al yacaré overo, ya que se trata de especies en peligro de extinción.
Durante la recorrida, se pueden avistar y conocer a múltiples especies de aves como el celestino, el brasita de fuego, el frutero imperial, palomas picazuros, y el gran Martín Pescador, entre otros. Por debajo de las aguas acompañan al visitante cardúmenes de sábalos, dorados, surubíes y mojarras.
El sendero De las Lagunas presenta unos 1.000 metros de recorrido, entre agua, bosques y albardones llenos de aliso de rio que llaman a conectar con la naturaleza. La Laguna Irupé, por ejemplo, recibe agua de crecientes, lluvias y aguas subterráneas, pero con la particularidad de que también tiene agua de las vertientes de la zona alta.
Con tranquilidad y poca profundidad, permite que distintas plantas crezcan sobre sí fijando sus raíces en el lecho, como la totora y el irupé -que le da su nombre-, y flores que salen en verano, abren de noche y cambian de color a lo largo del día.
Si bien no cuenta con balnearios habilitados ya que pueden aparecer rayas o palometas, cualquier persona puede navegar por el arroyo La Azotea, ya que conecta con parajes costeros fuera del Parque.
El bosque de barrancas tiene influencias de la selva misionera, chaqueña y paranaense, con sauces criollos, timbós, alisos de río y ceibos en las partes más altas. En las zonas de transición, predominan los espinillos, pajonales y varillales de duraznillo; mientras que en las lagunas los irupés de enormes hojas flotantes copan el paisaje.