El pasado colonial de la provincia de Jujuy se refleja en sus antiguas iglesias, algunas de ellas rodeadas de cerros coloridos que se alzan entre los pueblos. Los mercados artesanales, la comida autóctona y los parques que allí se encuentran, son excelentes recorridos para transitar acompañado de la simpatía de los pobladores. Son muchos los secretos y aún más los rincones que se pueden descubrir en una visita a fondo a este territorio norteño del país.
MAIMARÁ
Este pequeño pueblo situado a orillas del Río Grande, que significa “estrella que cae” en la lengua indígena de sus antiguos pobladores, tiene diferentes lugares para visitar, aunque todos los flashes se los suele llevar la Paleta del Pintor, un cerro multicolor que al recibir los rayos del sol poniente intensifica sus colores. Sólo 3 kilómetros antes de la entrada a este poblado, donde vivieron antiguamente maimarás y tilcaras, tribus omaguacas, se encuentra la Posta de Hornillos, que unía el Alto Perú con el Virreinato del Río de la Plata y que actualmente funciona como museo. Otros de los imperdibles aquí son la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria y el Cementerio con detalles arquitectónicos de principios del siglo XX. Por ser el corazón de la Quebrada de Humahuaca es una buena opción para quedarse si se quiere recorrer la región, ya que ofrece muchas posibilidades de turismo aventura con caminatas o recorridos en bicicleta por caminos bellísimos.
PURMAMARCA
Para muchos es el poblado más pintoresco de la Quebrada de Humahuaca por estar rodeado de sierras multicolores con emblemáticos cardones que dan un signo de identidad a Jujuy. Está atravesado por la Ruta 52, a 3 km al oeste de la Ruta 9. Su nombre en lengua aimará refiere a “pueblo de la tierra virgen” y se sitúa al pie del Cerro Siete Colores, con su fabuloso espectro cromático que decora el entorno de la aldea. Las construcciones en adobe, cardón y barro le brindan una atmósfera única. Entre los imperdibles está la Iglesia local, declarada Monumento Nacional por su arquitectura y pinturas en el interior y la feria artesanal donde el turista puede adquirir vasijas, alfombras, ponchos, instrumentos musicales o ropa. Desde allí hay una excursión que debe estar siempre en agenda. Atravesando la zigzagueante Cuesta de Lipán, que alcanza una altura máxima de 4.170 metros, se llega hasta las Salinas Grandes, una de las mayores depresiones de la provincia, con más de 12 mil hectáreas de sal a cielo abierto que encandilan por la vastedad infinita del color blanco que las conforman. En tiempos prehispánicos, la explotación de la sal fue de importancia comercial para los pueblos originarios. Hoy allí venden estatuas de sal.
TILCARA
Cercana al Río Grande sobre la ruta nacional número 9, se llega a Tilcara, el principal centro turístico de la Quebrada, famoso por su calendario de fiestas tradicionales. Caracterizada por sus construcciones de adobe y calles empinadas que permanecen alegres todo el año, su fauna compuesta por vicuñas, guanacos, zorros, hurones, vizcachas y cóndores le da un aire especial. Entre sus numerosos atractivos sobresale el Pucará de Tilcara, ubicado en las afueras del pueblo, una fortaleza de defensa edificada por los primitivos habitantes de la Quebrada sobre un morro que permitía una amplia visión sobre los accesos a la antigua población. En las afueras del Pucará se encuentra el Jardín Botánico de Altura, que conserva especies de la puna. La ciudad es considerada la Capital Arqueológica de Jujuy y posee el Museo del Instituto Interdisciplinario de Tilcara, ponderado como uno de los más importantes de la especialidad. Además, cuenta con un Museo de Pintura, uno de Escultura y uno del Carnaval, donde el turista puede encontrar personajes típicos y ceremonias propias del lugar. Hay que aprovechar también para realizar excursiones en 4×4 al Cerro Morado, trekkings o caminatas por los alrededores hasta La Garganta del Diablo, o incluso cabalgatas por los médanos más cercanos.
HUMAHUACA
Considerado como la entrada a la Puna jujeña y la última localidad de importancia de la Quebrada camino a La Quiaca, posee calles angostas de piedra salpicadas por faroles y casas de adobe. Es recomendable caminar con lentitud debido a la altura en la cual se encuentra. El pueblo, al igual que la Quebrada, toma el nombre de los antiguos pobladores de la zona, los omaguacas. Además de la Iglesia Catedral Nuestra Señora de la Candelaria y el edificio del Cabildo de Humahuaca -hoy convertido en museo- otro de sus atractivos es el Monumento a los Héroes de la Independencia y al Ejército del Norte, obra de Ernesto Soto Avendaño, un grupo escultórico formado por escalinatas y una estatua que engalana un grito aborigen de guerra. El Yacimiento Arqueológico de Coctaca y sus ruinas precolombinas, 10 kilómetros hacia el norte, así como la Inca Cueva o Chulín con sus antiguas pinturas rupestres, también destacan entre las actividades recomendadas. Y a sólo 25 kilómetros de la ciudad, están las Serranías del Hornocal, que atesoran una gran belleza, que no deja de sorprender por su altura y la intensidad de los colores de la ladera, que se extiende desde Perú hasta tierras argentinas. Su mirador es uno de esos lugares que quitan el aliento.
HUACALERA
Localidad por donde pasa el Trópico de Capricornio, este poblado conocido históricamente por el acontecimiento vinculado con el cuerpo del general Lavalle, cuyas partes blandas fueron enterradas cerca de la capilla para evitar la captura de sus enemigos. Dentro de un clima rural con lugareños a caballo que llegan al almacén de ramos generales, el sitio, que fue una parcialidad omaguaca, conserva la antigua posta de adobe y un viejo molino dentro de un paisaje colmado de sembradíos. Una de las visitas que más atrae aquí es el de la iglesia local, una pequeña joya en adobe del siglo XVII que guarda bellas pinturas de la escuela cuzqueña, como el Casamiento de la Virgen y Bautismo de la Virgen , únicos en su temática. Además, el sitio que fue la posta más antigua de la quebrada conserva aún en pie la escuela de adobe de 1825 como una viva postal jujeña, en un clima rural que se percibe en su escueta calle principal.
UQUÍA
Pocos lugares reflejan de forma tan auténtica el encuentro de dos culturas completamente diferentes. Sólo en Uquía, cuyo nombre se debe a la comunidad aborigen que antiguamente pobló este territorio, los indios uquías, se pueden ver casas de adobe con techos de paja coexistiendo con grandes edificaciones coloniales de muros altos y rojizas terrazas. Uno de los tesoros de esta pequeña comunidad es su iglesia. Construida en el año 1691, la iglesia San Francisco de Padua representa una auténtica manifestación arquitectónica del período colonial y donde se pueden apreciar sus famosos ángeles arcabuceros de la escuela cuzqueña. Además de la riqueza histórica y arquitectónica, posee un importante atractivo natural. Está rodeada de coloridos cerros rocosos, en los cuáles hay estratos de gran valor paleontológico; su historia data de más de 3 millones de años. Y cuenta con reservas arqueológicas en donde se conservan ruinas, que pertenecieron a construcciones aborígenes prehispánicos al pie de los cerros.
YALA
A muy pocos kilómetros de la capital provincial, Yala combina un clima tropical lluvioso con verde intenso. Ubicado en la región de las Yungas jujeñas, tiene una variada oferta de servicios. Las cataratas de la las lagunas de Yala son sin duda, un espectáculo natural digno de conocer. Por momentos, el silencio sólo se interrumpe por el cauce de un río o el canto de los pájaros en medio del Parque Provincial Potrero de Yala, con más de 1.700 hectáreas de bosques y lagunas. Ecología, silencio, reposo, aventura, y todo lo que pueda imaginar en un marco natural de singular belleza y acondicionado con servicios de excelencia.
ABRA PAMPA
Ciudad cabecera del departamento de Cochinoca, es el centro neurálgico de servicios y comunicaciones de la Puna, y la segunda urbe en importancia de la región, luego de La Quiaca. Las costumbres y tradiciones ancestrales forman parte de los tesoros que este destino invita a descubrir. Los carnavales y el ritual de la Pachamama son acontecimientos dignos de admirar por estas latitudes, al igual que las ferias artesanales donde se encuentran los típicos tejidos puneños. Una de las atracciones a visitar es el Museo Arqueológico Leopoldo Aban, en el que se conservan piezas arqueológicas, cuadros de artistas, vestimenta hogareña y demás elementos que tienen que ver con la vida cotidiana del hombre del lugar. Otro atractivo muy fotografiado es el Cerro Huancar, una oportunidad ideal además para aquellos que disfrutan de los deportes de riesgo u otras actividades de montaña.
SUSQUES
Es una de las localidades más elevadas de Argentina, motivo que lleva a tomar los recados necesarios para quienes no acostumbran estar en las alturas. Posee una espléndida diversidad de colores entre sus montañas con picos nevados y las temperaturas heladas llegan hasta -20ºC. Con unas pocas cuadras, demasiada serenidad y una antiquísima iglesia (de fines del siglo XVI) realizada íntegramente en piedra, adobe y ambientada con pinturas cuzqueñas, este poblado se ha instituido casi como un monumento de la región. Se encuentra en una vasta hoyada, en la confluencia de los ríos Pastos Chicos y Susques al formar el río de las Burras, en el extremo norte de la Sierra de los Cobres. Quienes lleguen hasta aquí encontrarán hospedaje y comedor dispuestos para la estadía tranquila y confortable del visitante. Susques es, además, paso obligado en el viaje a Chile por el Paso Internacional de Jama.
YAVI
A 16 kilómetros al este de La Quiaca por un camino asfaltado se llega a este pueblo de muy pocos habitantes pero repleto de historia. Fundada en 1667, cuando tres marqueses administraron desde allí un inmenso feudo, se fue consolidado desde entonces hasta los días de la Revolución de Mayo, en 1810. Unos de sus atractivos más conocidos es su capilla de gran belleza arquitectónica de sencillas y armoniosas líneas, que fue terminada en el 1690. A pocos metros de la Iglesia se encuentra, lo que fue la casa del Marques de Yavi en el Siglo XVIII, actualmente funciona como biblioteca y museo exponiendo elementos y réplicas que pertenecieron a los habitantes del lugar. Este templo y la Casa del Marqués de Tojo, de amplios muros y grandes patios, convirtieron este lugar en Monumento Histórico Nacional. A 5 kilómetros de Yavi, casi en la frontera con Bolivia se encuentran todo tipo de pinturas rupestres hechas siglos atrás por los aborígenes que habitaron esas tierras.
CASABINDO
Ubicada en el departamento de Cochinoca a una altitud de 3400 msnm, en pleno sector norte del Altiplano andino, atrae a miles de turistas cada año pese a tener menos de 200 habitantes. En lengua indígena de su antigua población, Casabindo quiere decir “hondura helada” por sus temperaturas que alcanzan los -20ºC en invierno. Su iglesia de 1722 es un atractivo importante por sus campanarios pintados y su bóveda en forma de medio cañón. Pero sin duda el imán se activa cada 15 de agosto, cuando se celebran las fiestas en honor a la Asunción de la Virgen María, luego de la fiesta se lleva a cabo el “Toreo de la vincha”, única manifestación taurina que se realiza en Argentina. Esta tauromaquia es absolutamente incruenta ya que a los toros no se les sacrifica sino que solo se les quita una “vincha”, banda de tela- que llevan en los cuernos.
COCHINOCA
Olvidado por el ferrocarril y vacía sus minas de oro, Cochinoca fue quedándose sin población, pero no sin atractivos. En tiempos de la colonia española, particularmente en el siglo XVII, poseía entre 600 a 800 habitantes y era un centro minero de importancia. Dicen también que en el pequeño pueblo llegaron a existir hasta cinco iglesias. Es interesante observar en este lugar el mercado-feria con el típico colorido del altiplano, así como pueden visitarse establecimientos donde se domestican llamas y se las cría a los efectos de la comercialización de su lana. Al noroeste de su territorio se aprecia el Cerro Totay, de 4.366 msnm.