Si bien no goza del prestigio internacional de la cocina peruana, ni tiene el aura de exotismo de los platos caribeños, la gastronomía paraguaya consta de más de 100 comidas típicas diferentes elaboradas a partir de la combinación de sus tres ingredientes estrella: carne vacuna, maíz y mandioca. De estos productos nacen los platos emblema de la identidad local.
Paraguay cuenta con comidas folclóricas, que se cocinan en el país desde hace más de un siglo, muchas de las cuales tienen sus raíces en la época precolombina.
Los que llegan hasta este país sudamericano se animan a probar una fritura de la pajagua mascada, una peculiar torta de carne molida rebozada en harina de mandioca, que combina el sabor de una croqueta, con la forma de una hamburguesa. Su nombre hace referencia a los indígenas payaguáes, un pueblo de la familia de los guaicurúes que habitó a lo largo del río Paraguay antes de la llegada de los conquistadores.
Otra torta tradicional es el mbejú, que mezcla almidón, harina de maíz, huevo, grasa, queso fresco y leche, y que se convierte en antojo de los paraguayos en cuanto despuntan los primeros días fríos del invierno, durante la fiesta de San Juan.
Aunque el plato más representativo es la sopa paraguaya que, al contrario de lo que sugiere su nombre, no es líquida, sino sólida, y recuerda a un bizcocho salado, elaborado con maíz, cebolla, huevos, queso fresco y crema de leche. La sopa combina la tradición culinaria de los guaraníes, que consumían una pasta elaborada a base de mandioca y maíz, similar a la humita que se come en el noroeste argentino, envuelta en hojas de banano o mazorca de maíz, con la leche, los huevos y el queso que introdujeron los misioneros jesuitas a partir del trabajo de ganadería.
Pero la gran protagonista de la cocina paraguaya es la carne, desde los tradicionales cortes de costilla, cerdo o matambre, hasta formatos diferentes como el del chorizo de la región sureña de Misiones, el rollito relleno con verdura, o el entramado del chicharrón trenzado.