Los más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados de superficie que posee el territorio argentino lo hacen muy atractivo para el turismo, ya que posee una naturaleza muy variada, para todos los gustos, y en cualquier época del año. Y si el plan es salir con la mochila al hombro, el país lo tiene todo. Aunque algunos destinos son más accesibles que otros por sus rutas o alojamiento preparado para recibir al viajero.
BARILOCHE
Clásico para grandes y chicos, Bariloche también es un destino ideal para mochileros, gracias a la combinación natural que genera el lago Nahuel Huapi, las montañas de Los Andes y la espesura del bosque que rodean a este paraíso patagónico.
Más allá del clásico recorrido urbano que abarca el famoso Centro Cívico, esta ciudad de Río Negro invita a calzarse las zapatillas y entregarse a la naturaleza del Huapi. A 17 kilómetros hacia el sur se encuentra el Cerro Campanario que se puede ascender caminando alrededor de media hora a través de un camino sencillo pero bastante inclinado o en aerosillas. En la cima lo que se visualiza es una vista maravillosa. A más de mil metros de altura el viajero se topa con una panorámica de los lagos Nahuel Huapi y Perito Moreno, la laguna El Trébol , las penínsulas San Pedro y Llao Llao, la Isla Victoria y los cerros Otto, López, Goye, Catedral y Capilla
Más adelante, en el kilómetro 24, está Puerto Pañuelo donde se abordan las embarcaciones hacia la Isla Victoria. Tras 40 minutos de altamar se arriba a la isla más grande del lago Nahuel Huapi. Allí sorprende la abundante fauna y flora tanto autóctona como exótica y sus costas de playas de arena volcánica y acantilados. Se puede escalar el cerro Quemado y recorrer distintos senderos que atraviesan el lugar como el de las pinturas rupestres que dejaron las comunidades indígenas que habitaron esas tierras en cuevas escondidas. Todos lugares ideales para el viajero de mochila.
Pero sin duda uno de los días de la estadía en la ciudad rionegrina tiene que estar dedicada al Cerro Tronador, un volcán inactivo que se encuentra en la frontera entre Chile y Argentina y en sus 3.500 metros de altura (el más alto del Parque Nacional Nahuel Huapi), aloja 7 glaciares y la imponente Cascada Los Alerces.
EL CHALTÉN
Ubicado a unos 200 kilómetros de El Calafate y bajo el amparo del majestuoso Cerro Fitz Roy, se encuentra El Chaltén, una apacible aldea de Santa Cruz reconocida como la “Capital Nacional del Trekking”. Emplazado sobre los márgenes de Río Fitz Roy y el Río de las Vueltas, este pueblo pareciera estar construido para mochileros, quienes llegan para empezar sus travesías en los senderos que rodean los picos del cerro Torre y del Fitz Roy.
Las excursiones de aventura y las caminatas autoguiadas, le permiten al viajero disponer libremente de su tiempo y acceder a través de los distintos senderos a paisajes enmarcados por los milenarios glaciares y los lagos de la zona. Ejemplos de ello es la excursión al Lago del Desierto, deleitarse con la catarata Salto del Chorrillo o pescar truchas en el río de Las Vueltas, donde también se practica rafting.
A muy pocos metros del Lago del Desierto se ubica el sendero que atraviesa un imponente bosque que conduce al glaciar Huemul, recorrido único e ideal para practicar trekking, cuyo paisaje tiene cambios abruptos tanto de luz como de declives. Entre árboles milenarios y tras trepar por piedras y ramas, se llega hasta la laguna Huemul con sus aguas color esmeralda, y todo bajo el majestuoso glaciar que cae desde la cima con gruesas capas heladas.
Para terminar la jornada de rafting o de trekking, hay que dejarse llevar por los sabores. Como toda gastronomía patagónica hay una gran variedad de exquisitos platos para probar. Pero también la cerveza artesanal en algunos de sus bares es un lugar de encuentro del caminante, de quién está visitando la ciudad o del que está de paso. Rubias, negras, coloradas, con frutos del bosque; para todos los gustos. Además esta aldea posee una gran cantidad de albergues, los cuales ofrecen alojamiento extenso, con instalaciones propias de cocina, por lo que se puede ahorrar bastante.
IRUYA
Toda la región de la Quebrada de Humahuaca es, sin duda, ideal para pasar días imborrables de mochila. Uno de los elegidos para conocer y descansar del ruido por completo es Iruya, un pequeño y maravilloso pueblo enclavado en la montaña. El único acceso es por Jujuy (aunque está ubicado en la provincia de Salta) y desde Humahuaca parten colectivos aunque la ruta de acceso suele estar en mal estado sobre todo en épocas de lluvia.
A Iruya, que conserva sus calles angostas y empedradas con casas de adobe, paja y piedra, se llega atravesando el Abra del Cóndor, el límite natural entre Salta y Jujuy, desde donde se obtienen maravillosas vistas de la montaña y de la enormidad de la Quebrada. Rodeado por los ríos Colanzulí y Milmahuasi, a más de 2700 metros de altura, en este refugio norteño el tiempo se detiene y el silencio constante te invita a cambiar el chip.
El lugar de encuentro es la plaza en donde está la Iglesia Nuestra Señora del Rosario y San Roque, con sus cúpulas azules. La fiesta patronal en honor a la virgen homónima es el evento más importante de Iruya y convoca a viajeros peregrinos tanto de Argentina como de otras partes del mundo. Una de las caminatas más lindas y aventurares es el trayecto a San Isidro, un pueblo todavía más chico que Iruya. La travesía dura entre 4 y 6 horas en total entre ida y vuelta. El Mirador del Cóndor es una parada obligada para sacar las mejores fotos y admirar el paisaje desde una perspectiva panorámica.
MENDOZA
La provincia de Mendoza es uno de los sitios con mejores recomendaciones para recorrerla junto a la compañía de la mochila. “Además de los extensos campos de uva (viñedos), la Cordillera de los Andes decora el paisaje de norte a sur, ofreciendo mucho turismo aventura y deportes extremos: escaladas, rafting en aguas rápidas, y hasta ciclismo de montaña, son algunas de las actividades destacadas para hacer al aire libre y ejercitar cuerpo y alma”, indicaron desde el buscador Turismocity para recomendar el lugar.
Un buen comienzo es la ciudad capital con su plaza Independencia, museos y plazas, así como el centro colonial. Para conocer el espacio verde más grande de la ciudad hay que meterse en el parque General San Martín: son más de 307 hectáreas en las que los mendocinos pasean y hacen ejercicio, mientras los turistas hacen un alto en la recorrida en alguno de sus bancos. Pero Mendoza es sinónimo de vino, y uno no podría irse de la ciudad sin conocer al menos una bodega. Muchas de ellas, para los que andan con el dinero justo, no cobran entrada.
Por su parte, Valle Grande es un lugar ideal para practicar turismo aventura gracias a sus montañas, lagos, islotes y una frondosa vegetación. Con este paisaje, el sitio invita a sus visitantes a participar de diversas actividades como rafting, escalada, tirolesa, parapente y pesca, entre otras. Se encuentra situado a orillas del río Atuel, a 40 kilómetros al sur de la localidad de San Rafael. La represa Los Reyunos, en tanto, es otro de los principales atractivos de San Rafael. Se trata de una gran obra de la ingeniería civil construida sobre el cañón del Río Diamante. En su lago se pueden hacer navegaciones, pasadas en tirolesa, canotaje, y otras actividades.
CÓRDOBA
La capital de la provincia homónima es una ciudad de universitarios, por lo que es ideal para los jóvenes, y también para los más grandes que buscan un destino con muchas ofertas de alojamiento económico (habitaciones y hostales), con actividades muy variadas durante todo el día. Cuenta con una importante movida nocturna y una amplia accesibilidad a diversos sitios con propuestas económicas que conectan al viajero con paisaje de montaña, balnearios y ollas que forman los ríos y un variado circuito cultural.
La ciudad, conocida como “La Docta” por sus abundantes propuestas académicas en la cuarta Universidad más antigua de América fundada en 1613, tiene la posibilidad de hacer un turismo de poco gasto. Un ejemplo de ello es el city tour por lugares emblemáticos de la urbe como el Centro Histórico Fundacional; las plazas San Martín, Italia e Independencia; el Cabildo, hoy convertido en centro cultural; la Catedral; la Lotería de Córdoba; la Torre Ángela; y, el Palacio de Justicia.
Uno de los sitios que llama la atención de los jóvenes es la Manzana Jesuítica declarada por Unesco Patrimonio de la Humanidad. Entre los circuitos recomendados está el que visita una decena de museos, también las calles céntricas que exhiben una arquitectura art decó y el barrio Güemes con su Feria Paseo de las Artes.
SAN MARCOS SIERRAS
Dentro del Valle de Punilla, un destino cordobés imperdible para los mochileros es San Marcos Sierras, con una rústica y natural apariencia que le otorgan sus tranquilas calles aún de tierra. Un lugar sin cajeros automáticos, ni semáforos. La gran producción apícola de la región convirtió a la ciudad en Capital de la Miel, y cada febrero se celebra allí un festival alusivo.
En esta localidad sin fábricas ni carteles de neón, conviven en armonía con los demás y con la naturaleza: descendientes de los antiguos pobladores (los comechingones), naturistas, hippies, ecologistas, artistas plásticos, poetas, músicos, escritores, artesanos, terapeutas alternativos y profesantes de diversas religiones.
Para conocer en profundidad San Marcos Sierras, lo ideal es hacer el circuito por sus casonas o edificios antiguos. El recorrido comienza en la plaza Cacique Tulián, en honor al comechingón que recuperó importantes extensiones de tierra que los nativos habían perdido en manos de los llamados colonizadores. Frente a la plaza están la vieja iglesia, la feria de artesanías y añejas construcciones donde funcionan locales comerciales y gastronómicos, pintados de colores vivos y adornados con bonitos faroles.
El paseo continúa por el almacén de ramos generales, el bar La Esquina, el primer hotel donde también funcionó la primera radio fija, la vieja comisaría que todavía conserva el calabozo en su interior, el correo, la gran casa de veraneo de un exgobernador y el primer centro cívico. La arquitectura refleja el pasado colonial de la región y hace viajar en el tiempo.
Y a seis kilómetros de San Marcos se encuentra uno de los pocos ríos sin contaminación del país, dado que a lo largo de su recorrido no existen asentamientos humanos: el bellísimo río Quilpo. Sus aguas son tan transparentes que permiten observar peces y tortugas hasta a dos metros de profundidad.
Consejos para principiantes
Ser mochilero tiene su encanto, aunque también puede generar alguna complicación para aquel que nunca lo experimentó. Dónde dormir, cómo planificar, qué llevar, cómo moverse. Consejos y trucos para no fallar en el intento.
1.- Investigar
A pesar que los mochileros con experiencia muchas veces se inclinan por la espontaneidad y la libertad a la hora de moverse, esto no quiere decir que no haya que investigar los lugares a visitar. Consultar guías o blogs de viajeros ayudará mucho.
2.- Equipaje
Más allá de los límites que establecen, por ejemplo las líneas aéreas si uno se mueve con la mochila sin despacharla, uno tiene que tener presente que debe cargar con ella a lo largo de varios días. Seleccionar bien la ropa, saber dónde voy a dormir y si podré lavarla, son clave para avanzar en el armado del equipaje. Dedicale un lugar al botiquín.
3.- Presupuesto
Viajar puede ser desde una experiencia de lujo hasta un paseo de pocos pesos. Depende de la elección y la creatividad del mochilero. De acuerdo al presupuesto con el que cuentes o cómo tengas pensado administrarlo, deberás acomodar tu viaje o pensar en la manera que generarás más recursos.
4.- Hospedaje
Una buena idea puede ser, en caso de viajes cortos, reservar los primeros dos o tres destinos por adelantado, para luego dejarte llevar por el espíritu aventurero. En estadías largos, las amistades que se hacen en el camino abren puertas, sobre todo, de casas u hospedajes muy económicos.
5.- Comida
Sería genial poder comer siempre en buenos restaurantes, pero te costaría caro, por lo cual es recomendable que pruebes platos callejeros (preguntando bien para evitar intoxicaciones) o compres en el supermercado y cocines si estás alquilando algo.