Mientras el pase sanitario contra el coronavirus ya es una realidad en varios países de Europa, su implementación promete ser tema de debate en otras latitudes a medida que avanzan las campañas de inmunización.
Surgido en principio para facilitar el viaje entre miembros de la Unión Europea (UE) y para habilitar el ingreso a espacios públicos como restaurantes y espectáculos, en un intento de reflotar el turismo y la economía golpeados por la pandemia, el uso de este tipo de certificados se extendió hasta el transporte y las instituciones educativas.
Aunque los contagios vuelven a expandirse por la variante Delta, un heterogéneo sector de la población que incluye antivacunas, libertarios y grupos de ultraderecha se oponen a su utilización con argumentos que van desde el ataque a las libertades civiles, discriminación y la filtración de datos personales, entre otros.
Francia, por ejemplo, es uno de los países que exige el certificado sanitario para ingresar a los 126 centros comerciales de más de 20.000 metros cuadrados que existen, ubicados principalmente en la región parisina y en el sur de la nación. Este documento, que ya es obligatorio en restaurantes, bares, museos, cines, viajes en trenes de larga distancia y vuelos domésticos, consiste en un certificado de vacunación completo, un test negativo de coronavirus de menos de 72 horas o un certificado de recuperación de menos de seis meses.
El certificado sanitario está vigente también con matices en Dinamarca, Grecia, Portugal, Irlanda, Bélgica y, fuera de Europa, existe en Israel y China, mientras que la ciudad de Nueva York y la provincia canadiense de Quebec pondrán en marcha una iniciativa similar, al igual que la provincia de Buenos Aires en la que existe una norma que amplía el aforo de establecimientos para vacunados.
En Nueva York, puntualmente, se pide un comprobante de inoculación para ingresar a espacios públicos cerrados como restaurantes y gimnasios. Las nuevas normas entraron en vigor días atrás, pero su plena obligatoriedad comenzará el 13 de septiembre. La orden busca convencer a más gente que se vacune, caso contrario no podrán participar de las atracciones que ofrece la ciudad.
Por el continente
En lo que respecta al continente americano, México es de los pocos países que nunca cerró sus fronteras durante la pandemia y ha sabido sacar provecho de esta decisión durante el verano en el hemisferio norte. Esta ventaja le ha permitido una veloz recuperación del tráfico aéreo con Estados Unidos, que lo llevó a superar los 3 millones de pasajeros transportados en junio, una cifra que no había alcanzado ni siquiera antes de la pandemia.
Brasil, al igual que México, nunca cerró sus fronteras completamente. La única diferencia es que los viajeros -vacunados y no vacunados- deben contar con un test que indique negativo para coronavirus y llenar el formulario “Declaración de Salud del Viajero” a su arribo al aeropuerto, en el que acepta las medidas sanitarias que deberá cumplir durante su estadía en el país.
Colombia, otros de los países muy elegidos por los argentinos, mantuvo sus fronteras cerradas durante muchos meses, pero las restricciones han sido levantadas. Los viajeros internacionales que ingresen no deberán presentar prueba PCR negativa, sino que solo tienen que reportar su estado de salud a través de la aplicación CoronaApp y responder al seguimiento que le haga el asegurador o la Secretaría de Salud.
El ingreso a la isla caribeña de República Dominicana está abierto para la mayoría de los países, sin necesidad de presentar una prueba negativa de Covid-19 a su llegada. No obstante, se les realizará una prueba de aliento rápida y aleatoria a un porcentaje de los pasajeros.
Uruguay, en tanto, pese a tener gran parte de la población vacunada, aún mantiene sus fronteras cerradas. Un panorama que comenzará a cambiar pronto a partir del 1 de septiembre, cuando los extranjeros vacunados (con las dos dosis) y que tengan propiedades en el país, puedan ingresar presentando una prueba negativa de Covid-19 y no será necesario cumplir con cuarentenas. Dos meses después, el 1 de noviembre, Uruguay permitirá el ingreso al país a toda persona extranjera que esté vacunada y que tenga test negativo.