La provincia de Córdoba es mucho más que verdes paisajes, arroyos y aire puro para sanar el cuerpo. Allí está también grabado el paso de la historia desde que la pisaron los denominados conquistadores españoles hasta la actualidad. En arquitectura, gastronomía y tradiciones, esto se puede ver en diferentes puntos del denominado Camino Real, un atractivo que en verano reactiva el interés de los viajeros.
El antiguo Camino Real al Alto Perú tuvo su trayectoria en el norte cordobés. Hoy, aún se conservan las huellas de esos pasos, devenidos en postas construidas 400 años atrás. Por ellas pasaban los intercambios comerciales y la economía del Virreinato del Río de la Plata.
Los encargados de las postas eran nombrados a través de una Cédula Real, designaciones que habitualmente recaían sobre las personas del lugar que gozaban de mayor prestigio y fortuna. Funcionarios de la corona española, gobernadores, virreyes y autoridades eclesiásticas, circularon por ese corredor. Le siguieron misioneros, franciscanos, domínicos, mercedarios y jesuitas. También anduvieron por esos caminos comerciantes, arrieros y troperos, en mulas, a caballo, en carretas y en diligencias.
Se trata de un itinerario cultural de 176 kilómetros que parte de la localidad de Colonia Caroya, donde vale hacer una especial parada para disfrutar de los salames y salamines de la zona. El sendero, se extiende hasta el límite con la provincia de Santiago del Estero.
A Caroya, los antiguos indígenas de la región la llamaban Caroyapa. Los jesuitas fundaron en esas tierras, en 1616, la primera de sus estancias, donde introdujeron sus innovadores sistemas de explotación rural. Monumento Histórico, la estancia conserva su estructura colonial y arquitectura residencial. En su interior, está compuesta por un patio central en claustro y la Capilla. Además, cuenta con un perchel, el tajamar, restos del molino y de las acequias, y las áreas dedicadas a quinta.
Luego, vale la pena visitar la Estancia Jesuítica Jesús María, para adentrarse al inmenso patrimonio cultural que dejó aquella época. Esta estancia fue declarada Monumento Nacional en 1941 y Patrimonio de la Humanidad en 2000. Dedicada a la producción vitivinícola, fue el segundo núcleo productivo del sistema organizado por la Compañía de Jesús.
La Estancia de Jesús María se encuentra a solo 4 kilómetros al norte de la Estancia de La Caroya, siguiendo siempre por la Ruta Nacional 9 en la provincia de Córdoba. Su ubicación no es fortuita: por allí pasaba el Camino Real hacia la capital del Virreinato.
Descubrir la antigua estancia jesuítica -iglesia, residencia y bodega, así como los restos de antiguos molinos, perchel y tajamar- es posible a través de un recorrido autoguiado. En su interior, se exhibe una importante muestra permanente de objetos provenientes de los siglos XVII y XVIII. También, se exponen grabados de distintos periodos, monedas y medallas.
Además de descansar en sus playas, uno de los sitios culturales imperdibles en una escapada a Jesús María, se trata de la Torre Céspedes. Este castillo es también conocido como Torre de los Cuatro Pétalos, parte de una base octogonal central y cuatro torres circulares. Además, también se puede recorrer a través de un circuito de realidad aumentada.
Personajes de peso
El siguiente punto del recorrido es Posta Sinsacate. Este sitio fue lugar de paso de personajes destacados y de los ejércitos que marchaban hacia el Alto Perú. De hecho, el general José de San Marín pasó por allí. En la antigua capilla de la Posta, fueron velados los restos de Facundo Quiroga y su secretario, el coronel José Santos Ortiz, asesinados junto a su comitiva en una emboscada cerca de allí en Barranca Yaco en febrero de 1835.
Unos diez kilómetros más al norte se encuentra el austero monumento que recuerda el asesinato de Quiroga, en Barranca Yaco. Para el que desee conocer esta posta, puede sumar un atractivo cercano. A sólo 11 kilómetros en Sarmiento es posible encontrar un algarrobo histórico. Bajo este ejemplar San Martín descansó a la sombra en 1816. Así también lo hizo Quiroga, 19 años después.
Posta de Los Talas y Villa del Totoral son parte también del recorrido del denominado primer circuito. Este último punto fue lugar de paso de la expedición fundadora de la ciudad de Córdoba. Además, supo ser hogar del reconocido escritor español, Rafael Alberti, quien se exilió en la Argentina durante la Guerra Civil. También Pablo Neruda se alojó allí durante una temporada. En su estadía escribió varios versos inspirados en personajes e historias del lugar.
Hacia el pasado
La segunda parte del circuito arranca en Villa Tulumba, uno de los pueblos más antiguos de Córdoba y continúa hasta San Francisco del Chañar, una pequeña villa cuyo mayor atractivo es una inmensa iglesia. A 15 kilómetros, el recorrido finaliza con la Posta de Pozo del Tigre.
Si bien no estuvo vinculada con el Camino Real, Villa Tulumba fue lugar de crianza e invernada de mulas y estuvo estrechamente ligada al comercio con el Alto Perú. Entre callecitas empedradas, farolas añejas y antiguas casonas del siglo XVIII y XIX, Villa Tulumba es un “museo a cielo abierto” detenido en el tiempo. Fue fundada en 1675 por Antonio de Ataide, un cordobés de origen portugués.
Un dato: la piedra basal de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario fue bendecida por Fray Mamerto Esquiú. En el corazón del casco histórico, las Cuatro Esquinas es otro de los rincones más pintorescos, que sirvió de inspiración para las obras de múltiples artistas. Y el que desee realizar otros paseos, puede emprender una caminata hacia el paraje de la Ermita del Cerro, que no lleva más de una hora hacia el oeste de la villa. Si no, al Río Yosoro y Las Juntas y, más adelante, Caminiaga y El Perchel.
A pocos kilómetros de Villa Tulumba están dos nuevas postas: Intihuasi y Santa Cruz. Sin embargo, otras de las que atrae a los visitantes es San Pedro Viejo, que en tiempos de la Guerra de la Independencia, recibió a las tropas del Ejército del Norte y albergó, entre otros, a Manuel Belgrano. La antigua posta es, en la actualidad, un hotel que mantiene su estructura histórica original y la capilla conserva la invalorable imagen conocida como “San Pedrito”, una talla del siglo XVII y sus tres campanas originales.
La siguiente parada es San Pedro Norte, uno de los parajes más emblemáticos sobre el antiguo Camino Real al Alto Perú, ya que por allí transitaron Belgrano, Lavalle, Liniers, Lamadrid y Quiroga. En su casco céntrico, la principal protagonista es la iglesia Nuestra Señora de la Merced, con una elevada cruz que se distingue desde lejos, conjuga su arquitectura gótica con el estilo colonial de este rincón cordobés. A su alrededor, se observan varias construcciones históricas de casi 200 años de antigüedad.
En San Francisco Viejo, uno de los más antiguos de los poblados del norte, es el sitio donde murió el caudillo entrerriano Francisco Pancho Ramírez, quien gobernó su provincia y luchó en la causa federal. A pocos kilómetros está la posta Las Piedritas, donde fue apresado el virrey Liniers, quien era considerado héroe de la Reconquista de Buenos Aires y conspirador y organizador de la contrarrevolución de mayo. Liniers se encontraba recorriendo el camino en busca de partidarios para derrocar a la Junta de Mayo, pero su suerte lo abandonó en este punto del norte cordobés.
Último tramo
Antes de llegar al final del recorrido el viajero arriba a uno de los sitios más tradicionales del Camino Real: San Francisco de Chañar. Al recorrer sus calles repletas de historia, uno se topa con la parroquia San Francisco Solano, mejor conocida como la “Catedral del Norte Cordobés”, que data del 1900, y cuenta con 23 campanarios laterales y sus torres llegan a los 23 metros de altura.
Como segundo punto importante para conocer, se encuentra el castillo El Carrizal, construido alrededor de 1870 con estilo italiano y que se levanta en medio de un paisaje agreste. Para darse un tiempo de relax y esparcimiento, a sólo algunos metros de la plaza central de la localidad se encuentra el balneario municipal.
Pozo del Tigre, en tanto, es la última posta cordobesa. Su nombre responde al tigre americano que poblaba la zona, que tenía a maltraer a la hacienda y a los hacendados. Esta era una de las últimas construcciones antes de cruzar a Santiago del Estero. Aquí el coronel Antonio González Balcarce escribió el comunicado oficial dirigido al coronel Ortiz de Ocampo, en el que informaba que el exvirrey Liniers había sido detenido en la posta de Las Piedritas. Actualmente se conserva buena parte de su arquitectura y un dintel de madera con la fecha gravada: “Año de 1771”.