martes, 18 marzo, 2025
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Santa Sofía: la gran joya arquitectónica de Estambul

Santa Sofía o, como la llaman los turcos, Ayasofya, es el símbolo de Estambul. Fue construida durante el mandato de Justiniano entre los años 532 y 537 y es una de las obras maestras del arte bizantino. Actualmente, este sitio está envuelto en una polémica. Y por eso el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, condenó las crecientes críticas internacionales por la intención de Turquía de convertir el emblemático museo de Santa Sofía en una mezquita.

Situada en el punto más alto de Estambul, Santa Sofía define la panorámica de la ciudad. Sus cuatro minaretes (torres) y su cúpula de más de 30 metros de diámetro son la imagen más característica de la metrópolis turca.

En sus más de 1.400 años de vida, la majestuosa estructura con techo en forma de domo fue la principal catedral del Imperio Bizantino, una mezquita bajo el Imperio Otomano y un museo en la Turquía moderna, que atrae a millones de turistas todos los años.

La bellísima Santa Lucía. (www.goturkey.com)

El edificio del siglo VI es motivo de un caldeado debate entre grupos nacionalistas, conservadores y religiosos que quieren que pase a ser nuevamente una mezquita y aquellos que piensan que debe seguir siendo un museo que destaca el papel de Estambul como puente entre continente y culturas.

El Consejo de Estado, el principal tribunal administrativo del país, empezó a analizar un pedido de un grupo que quiere que Santa Sofía vuelva a ser una mezquita. Desea que se anule una decisión de 1934 del Consejo de Ministros, encabezado por el fundador del estado secular moderno Mustafá Kemal Ataturk, que convirtió la estructura en un museo.

Construida durante el Gobierno del emperador bizantino Justiniano, Santa Sofía fue la principal base de la Iglesia Ortodoxa Oriental por siglos. Allí eran coronados los emperadores entre elaboradas decoraciones de mármol y mosaicos.

El interior de Santa Lucía. (www.goturkey.com)

Se agregaron cuatro minaretes a la estructura de terracota con domos y el edificio pasó a ser una mezquita imperial después de la conquista de Constantinopla -hoy Estambul- por parte de los otomanos en 1453. El edificio empezó a funcionar como museo en 1935, un año después de la decisión del Consejo de Ministros.

Grupos islamistas, sin embargo, consideran la estructura como un legado simbólico del sultán otomano Mehmet El Conquistador y objetan firmemente el que sea usada como museo. Grandes multitudes se congregaron frente a Santa Sofía el 31 de marzo, en el aniversario de la conquista de la ciudad, para rezar y exigir que vuelva a ser una mezquita.

El interior es increíble: las dimensiones de la sala principal (70 por 74 metros), la iluminación difusa, los enormes medallones decorativos y las columnas monolíticas te dejarán con la boca abierta.

En la segunda planta de la basílica se pueden encontrar diversos mosaicos de gran interés histórico. El mosaico más destacado muestra al emperador Constantino y a la emperatriz Zoe adorando a Cristo. Además de mosaicos, en la segunda planta también se encuentra la tumba de Enrique Dándolo, duque veneciano que murió en Constantinopla en 1205.

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