Entre su infinita cultura representada en edificios históricos, en su pasado inmigrante, en expresiones artísticas como el tango o simplemente en la pasión del fútbol, Buenos Aires encuentra en un sitio muy especial el interés cada vez más presente de sus visitantes: el Cementerio de la Recoleta. Ubicado en uno de los barrios top de la capital del país, es el lugar de descanso eterno donde diferentes personalidades se mezclan con ciudadanos anónimos que lograron reunir los fondos necesarios para “disfrutar” del descanso eterno.
Si bien la tumba de Eva Perón suele ser una de las más concurridas, hay personajes emblemáticos como Juan Lavalle o la fascinante leyenda urbana de Rufina Cambaceres, que despiertan el interés de los turistas que llegan hasta allí en búsqueda de historias post mortem espeluznantes e inimaginable.
Construido en 1822 como primer cementerio público de la ciudad, su trazado es obra del ingeniero francés Próspero Catelin. Luego, hacia fines del siglo XIX, cuando las familias más acomodadas comenzaron a mudarse hacia el barrio, pasó a convertirse en su necrópolis preferida. De hecho, muchos de sus mausoleos son obra de destacados arquitectos, con estilos que van desde el gótico hasta el art déco, pasando por el neoclásico. Mármoles, columnas, puertas de hierro y esculturas de ángeles adornan las tumbas. Por todos esos motivos, el Cementerio en sí es considerado Museo Histórico Nacional desde 1946.
El cementerio abarca un terreno de más de 50 mil metros cuadrados a lo largo de los cuales se extienden más de 4.800 bóvedas. Y el reflejo que es un lugar donde las familias “acomodadas” de la ciudad eligieron para que descansen los restos de los seres queridos es el costo de su servicio: adquirir un panteón de 20 metros cuadrados, donde entran unos veinte ataúdes, cotiza alrededor de los 200 mil dólares.
Entre las personalidades que despiertan el interés de los visitantes están Juan Manuel de Rosas, Domingo Sarmiento, Raúl Alfonsín, Hipólito Yrigoyen, Guillermo Brown, Mariquita Sánchez de Thompson, Dalmacio Vélez Sarsfield, José Hernández, Guillermo Rawson, Luis Federico Leloir, Adolfo Bioy Casares, Victoria Ocampo, Silvina Ocampo y Luis Ángel Firpo.
Aunque el cementerio encierra muchas historias curiosas en sus mausoleos, y es eso lo que genera mayor atención de los curiosos que llegan hasta el lugar y aprovechan las recorridas guiadas. Uno de esos casos es el de Liliana Crociati, quien falleció durante su luna de miel y a quien sus padres le construyeron una bóveda donde reprodujeron su dormitorio y colocaron su escultura en la entrada, luciendo su vestido de novia con el que fue sepultada y acompañada por su inseparable perro. O la de David Alleno, cuidador del cementerio, quien ahorró toda su vida para poder construir en él su propia tumba.
El dato
La App Cementerio Recoleta permite hacer de una manera diferente el recorrido por este clásico porteño. Con el GPS conectado, la aplicación guía a los visitantes y les ofrece un circuito de seis caminos por elegir de una hora de duración cada una. Las temáticas son “Historias tenebrosas”, “Historias románticas”, “Bellas Artes”, “Personajes de la historia”, “De la ciencia y la cultura”, y “Generalidades”. La selección de los recorridos estuvo a cargo de historiador Eduardo Lazzari.