La romántica y bella Praga, capital de la República Checa, posee más de mil años de desarrollo urbanístico, con joyas arquitectónicas que son visitadas por millones de turistas, entre las que sobresalen el Castillo y el Puente Carlos.
Sin embargo, hay un espacio para venerar a un ídolo musical que nunca estuvo en la ciudad y trascendió todas las barreras. La mañana del 8 de diciembre de 1980, John Lennon fue asesinado cuando regresaba a su departamento en Nueva York. Aunque sus cenizas fueron esparcidas en Central Park y a pesar de que el beatle nunca pisó Praga, la ciudad se sumó a los homenajes que se sucedieron por todo el mundo.
En la plaza de Velkoprevorské Námestí, frente al Palacio Buquoy que alberga la embajada francesa, está el llamado Muro de John Lennon, que es en realidad una pared de un pequeño cementerio del siglo XIV, propiedad de los Caballeros de la Orden de la Cruz de Malta.
Fue pintada por primera vez en 1980, el mismo año del crimen. En ese momento aparecieron un retrato del músico británico y letras de sus canciones. Y si bien los comunistas de la época borraron sus escritos, las pintadas volvieron y hoy es un memorial donde cada turista deja su huella.
Para llegar a él hay que bajar por la escalera que conecta el Puente de Carlos con la Isla Kampa, atravesando el llamado Puente del Amor, que reconocerás por la cantidad de candados que las parejas cuelgan en él.