Garmisch-Partenkirchen es una aldea de Alemania en el estado de Baviera, ubicada cerca de la frontera con Austria, en el corazón de los Alpes. Originalmente fueron dos pueblos diferentes que se unieron por un decreto de Adolf Hitler para traer los Juegos Olímpicos de invierno de 1936 a Alemania.
Desde esa época, la unión hizo que ambas aporten unos núcleos históricos maravillosos, un entorno paisajístico excepcional, mucha oferta cultural y la tradicional hospitalidad bávara. Juntas, de hecho, forman el centro de celebración de deportes de invierno número uno del país.
Por esto último, es natural que cuando se habla de Garmisch-Partenkirchen, la primera idea que se les viene a los europeos a la cabeza son los deportes de invierno: siete meses con una nieve de ensueño, 60 kilómetros de pistas, descensos con nieve virgen y la única estación de esquí con glaciar de Alemania son algunas de las ventajas para disfrutar de la belleza blanca.
Durante el verano, en cambio, se pueden conocer las rutas de senderismo y sorprenderse de las vistas panorámicas. Con todos los lagos alpinos, el canotaje es muy popular, aunque también se recomienda alquilar bicicletas de montaña para conocer.
Entre los imperdibles de la región está el Partnachklamm: una formación geológica única, que transforma cualquier paseo en una experiencia y una aventura en la naturaleza. La Zugspitze, la cumbre más alta del país con 2962 metros de altura, es un maravilloso lugar para ir de excursión tanto para los amantes de la naturaleza, como para los que buscan disfrutar del sol o para los aficionados al senderismo y al esquí. Y lo bueno es que para subir no es necesario ser un gran alpinista.
Aparte de la ubicación, lo que hace este pequeño pueblo tan entrañable son todas las encantadoras casas de estilo bávaro, adornadas con pintadas tanto religiosas como históricas y jardines repletos de flores. Cruzando el río Loisach, en tanto, está la iglesia gótica San Martín que data de 1280 y tiene un enorme mural de St. Christopher.