Los Colosos de Memnón son dos gigantescas estatuas de Amenofis III que presidían su templo funerario, en la orilla occidental del Nilo, en Luxor, Egipto, y permanecen en posición sedente, con las manos sobre las rodillas, desde hace unos 3.400 años.
Las estatuas de unos 18 metros y 1300 toneladas de pesos muestran al faraón mirando al Sol Naciente. En su parte baja están esculpidas su madre, la reina Mutemwiya, y su esposa, la reina Tiy.
Estas construcciones de cuarcita hoy tienen el rostro desfigurado y el cuerpo deteriorado por el paso del tiempo, pero siguen erguidas con una solemnidad fantasmal, como reafirmando la gloria de la dinastía XVIII, la más próspera de la civilización faraónica.
Cuenta la leyenda -y está documentado por varios historiadores- que en el año 27 a.C. un terremoto derribó gran parte de uno de ellos. A partir de entonces, el otro coloso comenzó a “cantar” cada mañana al amanecer. A principios del siglo III el emperador romano Séptimo Severo reconstruyó la estatua y su gemela se silenció.
Sin ser la parte más espectacular de ningún viaje, los Colosos de Memnón siempre se incluyen en todos los itinerarios, ya que se encuentran ubicados entre Luxor y el Valle de los Reyes, la necrópolis de Egipto donde se encuentran inhumados muchos de los faraones del Imperio Nuevo, con más de 60 tumbas talladas en las rocas.