Se estima que en el mundo los observadores de aves ya son más de 80 millones, liderados por Estados Unidos, donde la actividad, se calcula, tiene la mitad de los practicantes. Los hay aficionados y profesionales. Están los que lo hace en forma lúdica y quien hace caza fotográfica de aves. Y en argentina, donde hay algo más de mil especies (10% de las aves del mundo) y unas 500 áreas protegidas, cada vez más viajeros se toman un momento, cámara en mano, para pasar un momento rodeado de la naturaleza y ese sonido encantador de los pájaros.
En nuestro país, los turistas avistadores que toman acción y difusión de la actividad alcanzan la cifra de 50 mil. Y lo atractivo de la disciplina es que no requiere grandes destrezas físicas y esto permite aglutinar grupos heterogéneos compuestos por adolescentes, jóvenes y adultos mayores.
Tanto el otoño como la primavera, son épocas recomendadas para los paseos. Y esto contribuye no sólo a los menores costos, sino también a la posibilidad de hacer caminatas casi exclusivas y en mayor soledad.
CHUBUT
La provincia de Chubut tiene diferentes zonas donde las aves dicen presente, y en gran variedad. La región denominada Comarca de los Alerces despliega todo el encanto de los paisajes patagónicos y es uno de los lugares con bellezas naturales para desarrollar el turismo activo. Las características del clima y suelo propios de la Comarca, lo convierten en un sitio privilegiado para la observación.
En toda la región es posible diferenciar biomas tan diversos como la estepa, el más extenso a lo largo de la Patagonia; bosques en la Cordillera y el Parque Nacional Los Alerces; de alta montaña, como es el caso de La Hoya y el cerro La Torta; ambientes humedales y ambientes urbanos. Cada uno de ellos alberga una amplia diversidad de aves propias de la transición entre el bosque y la estepa.
Otro dato relevante en relación al avistaje en la Comarca, es que la actividad puede desarrollarse durante todo el año, ya que aún en invierno es posible observar especies características de escenarios montañosos, con relativa facilidad. En la región cuentan con unas 170 especies, dependiendo la época del año, de las cuales muchas son muy fáciles de visualizar.
A quince minutos del centro de Esquel, la laguna La Zeta emerge para visitantes y vecinos de la ciudad como un paraíso natural de abundante biodiversidad. Reserva Natural Urbana desde 2013, se trata de un área de 1100 hectáreas, ubicada a cuatro kilómetros de la ciudad, camino al paraje Alto Río Percy. En La Zeta conviven flora y fauna de ecotono, el bosque andino y la estepa patagónica. Los deportes al aire libre, los paseos familiares y sobre todo el avistaje de aves (unas 110 especies) encuentran un ámbito libre y diáfano donde pueden desarrollarse con naturalidad.
SALTA
En la provincia norteña existen alrededor de 640 especies, un 65 por ciento del total de la variedad que hay en el país. Además, posee la mayor concentración de Áreas Importantes para la Conservación de las Aves (AICAS) de Argentina, que son 30, debido a la diversidad de ambientes, que van desde la Puna y los Altos Andes a la Selva de Yungas y el Monte Chaqueño.
En la Quebrada del Toro, Sierra de Santa Victoria, Luracatao y sectores de los Valles Calchaquíes, se observa una importante variedad de especies de distribución restringida y discontinua: la palomita ojo desnudo, varias clases de canasteros, la monterita serrana y el jilguero corona gris. Por su parte, las Yungas salteñas han sido identificadas como un área de endemismo de aves a escala global. A este grupo pertenecen ejemplares como el fiofío plomizo, el picaflor frente azul y el loro alisero, entre otras especies.
También se destaca como trascendental para el avistaje el área de bosques selváticos del río Bermejo y la cuenca del río Seco, donde habitan grandes águilas selváticas como poma, solitaria, crestada real y el águila viuda. Desde el Club de Observadores de Aves de Salta (COA), creado en 2011, destacan que la provincia tiene 10 ó 12 endemismos, especies que sólo se dan en esos lugares, como sucede con el ganso salvaje, que sólo está en el mundialmente conocido Bañado del Quirquincho y que se creía extinguido. Otros de los endemismos más atractivos son “el guacamayo verde, que también se creía extinguido, y el cerquero amarillo, que habita la zona de Rosario de la Frontera”.
NEUQUEN
De las casi 10 mil especies de aves en el mundo, alrededor de 300 se pueden encontrar en la provincia de Neuquén. En las localidades de Villa Pehuenia, San Martín de los Andes, Villa Traful, Aluminé, Piedra del Águila, la zona de Collón Curá hasta Junín de los Andes y las áreas naturales protegidas Batea Mahuida y Chañy y el Parque Nacional Nahuel Huapi se pueden encontrar: el Cóndor, el Pájaro Carpintero Gigante, el Cabecita Negra, el Comeseo, Águila Mora, Bandurrias, entre otros.
En la localidad de Las Lajas, por ejemplo, existe la posibilidad de contemplar unas 200 especies que habitan en la zona. Los extensos valles y humedales que rodean a esta localidad del centro neuquino, son utilizados como refugios y sitios de nidificación de cientos de especies, y convierten el lugar en una zona privilegiada para la observación de aves. Se trata de un lugar de transición entre distintas regiones geográficas, ya que en pocos kilómetros a la redonda se encuentran sectores de monte y estepa distribuidos en el área precordillerana donde se pueden divisar especies como loicas, calandrias mora y grande, toritos pico negro, yales, comesebos andinos, y cortarramas.
En la zona cordillerana cercana al paso internacional Pino Hachado, se desarrolla el bosque andino con la presencia de vegetación característica como araucarias araucanas, lengas, ñires y cañas colihue, donde la humedad es mucho mayor, originando cientos de pequeños cursos de agua y vertientes. En el área se pueden apreciar loros barranqueros, cachañas, águilas moras, cóndores andinos y, en los ambientes acuáticos, diferentes tipos de patos como pato overo, maicero, de anteojos, y el escurridizo pato de los torrentes.
Dentro del corredor Neuquén Norte se puede observar el Huet Huet Castaño, que encuentra su hábitat en el Área Natural Protegida Epu Lauquen. Por otra parte, en el Parque Provincial Tromen se encuentra el bañado Los Barros, sitios de nidificación de aves acuáticas como Macá Común, Macá Plateado, Garza Bruja, Bandurria Baya, Flamenco Austral, Cisne de Cuello Negro, Coscoroba, Cauquén de Cabeza Gris, Cauquén Común, Pato Juarjual, Pato Zambullidor Grande, Pato Maicero, Pato Overo y Pato Cuchara.
ENTRE RÍOS
Con el cardenal colorado como su insignia representativa, Entre Ríos tiene en el avistaje de aves una actividad que atrae a numerosos turistas que buscan divisar algunas de las 350 especies que allí habitan. El monte nativo del norte, las praderas del centro, el delta del sur, los bosques en galería bordeando los ríos, son lugares únicos para experimentar este tipo de aventura.
El Parque Nacional El Palmar, el último bosque de palmeras Yatay del mundo, está ubicado en el sudeste de la provincia de Entre Ríos. Sus 8.500 hectáreas forman parte de una región poblada de estuarios, bosques y humedales donde conviven más de 250 especies de aves.
El parque, de vegetación tupida, integrada por mataojos y mirtáceas como el guayabo colorado, cuenta con sus lagunas y pastos inundados, y es un paraíso para el birdwatching. Desde excelentes observatorios pueden admirarse carpinteros campestres, carpinteros reales y carpinteros blancos. En la selva en galería se observan pepiteros, agachonas, fruteros, charranes, monjitas, periquitos, espineros, horneros, canasteros, arañeros, corbatitas, tordos, atajacaminos, y de noche, lechuzas. En los alrededores, con un poco de suerte, se avista el cardenal amarillo, una especie en peligro de extinción; también el ñandú y el inambú. Sorprenden en el camino los enormes nidos comunales de las cotorras.
También en el centro de la provincia, pero en la otra costa, se encuentra el Parque General San Martín. Ubicado en ruta nacional Nº 12, a quince minutos de la ciudad de Paraná, esta Reserva Natural tiene una superficie de 594 hectáreas, donde residen más de 200 especies.
Mientras que a pocos kilómetros de Diamante, una buena opción es el Parque Nacional Predelta, donde es fácil apreciar caraus, chajáes, cigüeñas, garzas y martín pescadores.
FORMOSA
A minutos de la capital provincial, entre palmares, selvas en galería, humedales, pastos, lagunas, esteros, riachos y bañados, hay sitios para observar unas 600 especies de aves que son parte de la provincia.
El territorio formoseño, donde pueden avistarse más de la mitad de las aves que habitan en todo el país, es parte de la gran región del Chaco, de clima tropical, con fuertes contrastes climáticos entre la temporada cálida de lluvias y la temporada invernal, más seca.
Cuatro son los lugares imprescindibles aquí para el avistaje de aves: la Reserva de Biósfera Laguna Oca, ubicada a minutos de la capital provincial; el Bañado La Estrella, el tercer humedal más extenso de Sudamérica; el Parque Nacional Río Pilcomayo, hábitat de aves selváticas y acuáticas; y la Reserva Natural Formosa, donde abundan las aves subtropicales.
La Reserva Laguna Oca, a pasos de la capital, recibe al viajero con el canto del sirirí, el churrinche, el cardenal y la calandria. En cuanto al Bañado La Estrella, es una de las reservas ecológicas más importantes del continente; hábitat de aves acuáticas, carpinchos, lobitos de ríos, boas y yacarés.
Por otra parte, el Parque Río Pilcomayo, ubicado en el Chaco oriental, tiene además ecosistemas de quebracho y selva; y entre los atractivos añadidos, se cuenta la posibilidad de observar monos y, de noche, osos meleros, coatíes, yacarés y boas. Y la Reserva Natural Formosa en un terreno de grandes contrastes estacionales. Un área de bosques de maderas duras e inundables, entre cuyos senderos se realizan safaris fotográficos.
Equipo básico para el avistaje
Elementos. Guía de aves del lugar, binoculares y libreta. Las guías incluyen fotos, dibujos y descripciones de cada especie, y se consiguen en librerías. En binoculares, se recomiendan tres tipos: 7×42, 8×30 y 10×50.
Horarios. Los mejores momentos son a la mañana temprano, hasta antes de las 10, o al atardecer, luego de las 17. Igual depende la época del año.
Vestimenta. Vestirse con ropa cómoda y de colores apagados, evitar accesorios ruidosos o brillantes y usar botas de goma por si hay que caminar en zonas con agua.
Silencio. En lo posible, formar grupos de no más de tres personas, hablar siempre en voz baja y entrenar los oídos; la primera pista de un ave cercana suele ser su canto.