JUAN RULFO
La zona sur del estado de Jalisco, al oeste de México, sigue los primeros pasos en la vida del escritor Juan Rulfo (1917-1986) y permite conocer los rincones y áridos paisajes que inspiraron al autor, cuyo centenario de nacimiento se conmemoró el 16 de mayo. Esta región guarda anécdotas, lugares, personajes y detalles que ayudan a los lectores a entender el universo rulfiano, lleno de silencios, parajes desolados y fantasmas.
Muchos seguidores de Rulfo viajan hasta el sur de Jalisco para hacer esta ruta de manera informal y conocer el puñado de pueblos que aparecen una y otra vez en los cuentos del escritor y fotógrafo. Por su cercanía con Guadalajara, capital de Jalisco, la ciudad de Sayula es la puerta de entrada a la Ruta Cultural Realismo Mágico que autoridades estatales y federales pretenden instituir este año como un corredor turístico.
Los expertos reconocen que Rulfo se sentía más identificado con los pueblos del “Llano Grande”, al que se llega por sinuosos y estrechos caminos. Desde lo alto observa el llano amplio y árido, ese que Juan Preciado, protagonista de “Pedro Páramo” (1955), mira desde una colina a su llegada a Comala. El pasaje que da inicio a la célebre novela será escenificado en un mirador que formará parte de la ruta. Abajo está San Gabriel, un apacible pueblo donde Rulfo pasó varios años de su infancia y que guarda parajes que lo podrían haber inspirado para escribir no solo la mítica novela sino algunos cuentos.
A 10 minutos del pueblo están las ruinas de la Hacienda Telcampana, donde la familia recogió el cuerpo de Juan Nepomuceno, padre de Rulfo, quien fue asesinado en la Hacienda de San Pedro Toxin. La ruta lleva también a Apulco, pequeño asentamiento de 300 habitantes que creció alrededor de la hacienda de la familia materna de Rulfo y que el escritor señaló en alguna ocasión como el sitio donde nació.
A unos 40 kilómetros está Tuxcacuesco. En la primera versión de “Pedro Páramo”, Rulfo tomó el nombre de este pueblo, que luego por recomendación de su editor bautizaría como Comala. El poblado está en una especie de hoyo. El intenso calor deja sin aliento apenas bajar por la cuesta que lleva a la plaza principal.
PABLO NERUDA
Pablo Neruda nació en Parral, pero a su mes de vida su madre falleció y así su padre se traslada a Temuco. Y es aquí donde su desarrollo se dio y lo que hizo que más tarde se convirtiera en el célebre poeta ganador del Premio Nobel de Literatura 1971.
Los lugares para conocer las huellas del escritor en Temuco serán su casa de la infancia, la Feria Pinto, la estación de ferrocarriles, el Mercado Modelo, el Hotel Continental y el Museo Ferroviario Pablo Neruda. Esta ruta turística se hizo como homenaje de los 110 años del natalicio del poeta, sin lugar a dudas una de las figuras más grandes que Chile tuvo en su historia.
Pero Neruda tiene en la actualidad otras casas-museo en su patria, empezando por La Chascona, en Santiago, al pie del cerro San Cristóbal. Detrás del frente azul con su cartel blanco de hierro forjado está la casa donde construyeron su historia el poeta y Matilde Urrutia, la chascona del nombre, ya que así se llama en Chile a las mujeres de pelo revuelto. La residencia está en el barrio de Bellavista y se recorre mediante una visita autoguiada que lleva a través de las numerosas curiosidades y secretos de sus habitaciones y patios. Aquí funciona también la Fundación Pablo Neruda, que propone un amplio calendario cultural.
Desde Santiago, en el día se puede llegar a la emblemática casa que el poeta tuvo sobre el Pacífico, Isla Negra, ya en la región de Valparaíso: esta casa, que fue su preferida, se diría una auténtica nave varada sobre la playa, llena de las referencias marítimas que también caracterizaron las poesías de Neruda. La bautizó la Sebastiana y está llena de detalles como los azulejos de esa época, sólo azules, celeste y verde, que los mezcló para crear verdaderos mosaicos en las paredes. Neruda acostumbraba pasar Año Nuevo en esta casa de Valparaíso, pero después de su muerte -en 1973- la casa quedó abandonada. Reabrió sus puertas como museo en 1992 y hoy es Monumento Nacional.
EDUARDO GALEANO
Profeta en su tierra, Montevideo, el uruguayo Eduardo Galeano, que falleció en abril de 2015, trascendió las fronteras y se metió en el corazón latinoamericano. Hoy, la capital del vecino país cuenta con un itinerario turístico y cultural por los lugares más frecuentados por el escritor.
Para empezar la ruta, el Café Brasilero es una parada obligatoria. Es conocido por ser el bar en funcionamiento más antiguo de la ciudad (abrió sus puertas en 1877) y uno de los sitios preferidos del escritor de “Las venas abiertas de América Latina”. Sus paredes de madera están decoradas con cuadros, láminas, recortes de periódicos y fotografías de todas las personalidades que alguna vez se han sentado en las mesas de la cafetería.
Otro sitio que recuerda a este emblemático poeta es la librería anticuaria Linardi y Risso, que solía frecuentar desde los años 60 y tuvo un papel importante en su formación intelectual gracias a los grupos de discusión que se reunían allí. Amante del fútbol e hincha de Nacional, el Estadio Centenario, uno de los más importantes de Sudamérica, es otra de las paradas de este particular tour.
Finalmente no puede faltar un paseo por la Ciudad Vieja de Montevideo, con avenidas llenas de árboles y numerosas plazas. Especialmente por la Rambla 25 de Agosto y Rambla Gran Bretaña, unas de las calles favoritas del autor.