Cudillero es uno de los pueblos más bonitos, y pintoresco, de la costa asturiana, en España. A tan solo 60 kilómetros de Oviedo, este pueblo, de pasado vikingo, mira directamente hacia el Cantábrico con una sucesión de playas entre acantilados.
Este sitio que cuenta con una ruta de miradores increíble, se destaca por sus casas colgantes con aleros y ventanas de vivos colores que se sitúan en una abrupta herradura de acantilados alrededor del puerto.
Cudillero cuenta con edificios llamativos como la capilla del Humilladero, el más antiguo del pueblo -siglo XIII-, de estilo gótico y en el que antiguamente se exponían los reos antes de ser ajusticiados; o la iglesia de Santa María, del gótico tardío y cuya Casa Rectoral fue, durante siglos, hospital de peregrinos del Camino de Santiago.
Sin embargo, es el Conjunto Palaciego de los Selgas -situado en la pedanía de El Pito- su secreto mejor guardado. Los majestuosos jardines, repletos de flores y estatuas, le han valido el sobrenombre de Versalles del Norte, mientras que el palacio atesora una importante colección de obras de Goya, Tiziano o El Greco y alberga nueve tapices procedentes de las manufacturas de Bruselas, datados entre los siglos XVI y XVII.

Pero sin dudas, es un pueblo de “vistas”. El mirador de la Garita-Atalaya, es el más famoso y desde el que mejor se pueden apreciar las características del pueblo. Por su parte, la estampa presenta por el mirador de Cimadevila o el del Contorno también ofrecen una imagen que se asentará también en el recuerdo de todos los visitantes.
Y como en todo el Principado de Asturias, la gastronomía y la restauración son uno de sus principales atractivos. De esta forma, a sus imponentes parajes y emplazamientos, se les suma el atractivo culinario. Por ejemplo, el pixin, que puede comerse frito, a la brasa o bañado en sidra, es uno de sus platos típicos. Pero esto es sólo el principio. También se recomienda probar el cachopo, los mejillones o las zamburiñas.