miércoles, 24 abril, 2024
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Para hacer al menos una vez en la vida

Argentina es sinónimo de paisajes alucinantes, en medio de un entorno natural que es propicio para realizar actividades vinculadas al turismo aventura. Si bien el trekking o el rafting son las modalidades que cuentan con mayor cantidad de adeptos, siguen creciendo las ofertas por actividades más riesgosas como el canopy, bungee jumping o parapente. 

PARACAIDISMO

Para tirarse en paracaídas los requisitos son tener mínimo 17 años y pesar, como máximo, 95 kg. Consiste en un vuelo en avión de 25 a 30 minutos, hasta llegar a los 3800 m. de altura, momento en el que se salta del avión con un instructor. La caída libre dura unos 50 segundos, y una vez abierto el paracaídas, el vuelo se extiende por 4 a 6 minutos, para finalizar en un suave aterrizaje. 

En Lobos, provincia de Buenos Aires, se realizan saltos de bautismo y tandem. Es una experiencia en la que los nervios y la adrenalina se apoderan del cuerpo. Antes de subirse al avión, los instructores brindan una breve charla de 15 minutos y explican cómo hay que comportarse. Las personas son equipadas con un buzo de salto, arnés, casco, gafas y guantes.

Además, en el Aeroclub de Chascomús, la escuela cuenta con aviones que ascienden hasta 3700 metros con capacidad para cuatro personas. Mientras que en Santa Fe, en el Aeródromo de Esperanza, frente al Club de Planeadores de esa localidad, también hay saltos desde las alturas.

También hay una muy buena opción como el Aeroclub de Alta Gracia, a tan solo 30 minutos de la ciudad de Córdoba. Para los que no se animen a tanto, allí mismo también se ofrecen vuelos turísticos en aviones de pequeño porte de hasta 4 plazas que ofrecen el espectáculo de sobrevolar las sierras cordobesas para disfrutar de sus hermosos paisajes.

Para los saltos se pide utilizar zapatillas y ropa no demasiado suelta. No se recomienda saltar congestionado, por la posibilidad de daños en oídos; no sufrir de problemas del corazón, enfermedades que afecten el juicio de alguna forma, problemas de columna, problemas en brazos o piernas.

El paracaidismo sigue sumando adeptos en el país. (skydivelobos.com.ar)

BUNGEE JUMPING

El bungee jumping es un deporte extremo que consiste en hacer un salto al vacío desde una considerable altura, sea un puente, plataforma o grúa, generalmente con una conexión desde los tobillos a una cuerda elástica, que permite, primero caer acelerando, luego amortigua la caída y provoca así una serie de rebotes. En Argentina no es muy encontrar esta práctica, aunque siempre hay lugares que sí la tienen.

Si la idea es sentir la máxima de las adrenalinas, hay que viajar hasta el puente del dique Cabra Corral, 75 km al sur de la ciudad de Salta. Propone un salto de 40 metros de altura sobre las aguas, con la opción de tocar o no el agua en la caída, antes de ser “rescatado” por una embarcación. Hay desde salto simple hasta alternativas que combinan con otras actividades como puenting (salto sujeto de un arnés a la cintura, a manera de péndulo humano).

Justamente el puenting tiene otro lugar que desde hace años realiza saltos. Está en Cacheuta, a pocos kilómetros de Mendoza capital, y tiene una caída de unos 20 metros, en un ambiente de montaña y rodeado de hermosos paisajes.

Para poder participar hay que pesar entre 40 y 110 kg. La edad no es un requisito. Participaron personas desde los 13 hasta 80 años. Además, todos deben firmar una asunción voluntaria de riesgo, la cual establece que por voluntad propia se decide subir. En el formulario se exponen ciertas condiciones como si la persona fue operada recientemente, si tiene afecciones cardiovasculares, presión arterial, entre otras.

BUCEO

Si bien la “capital nacional del buceo” es Puerto Madryn, hay otros destinos del país donde practicar este deporte. Pero en la ciudad de Chubut, la belleza submarina en sus aguas, encuentra la presencia de los lobos marinos de manera constante. En Golfo Nuevo se realiza un trayecto que no dura más de 25 minutos y permite acercarse a la zona de lobos para realizar la inmersión. 

Para buzos deportivos, hay excursiones diurnas y nocturnas, en arrecifes naturales y artificiales de aguas frías, naufragios históricos y modernos, de aguas profundas y someras. De hecho, hay un barco pesquero de 78 metros que puede recorrerse en Golfo Nuevo. Y otro servicio son los cursos de buceo, orientados a las personas que se inician en la actividad o que ya son buzos y quieren continuar su educación, ascendiendo niveles y mejorando su performance, con certificadoras internacionales que permiten bucear en cualquier lugar del mundo.

En tanto, el Lago Los Reyunos, en la provincia de Mendoza, tiene buenas profundidades para realizar todo tipo buceo con visibilidades promedio de 6 metros, agua color turquesa y hermosos paredones enmarcados por imponentes montañas. Mientras que muchos optan por las aguas frías del Nahuel Huapi en Bariloche, otros se inclinan por llegar hasta la neuquina Villa Traful para descubrir en sus profundidades el bosque sumergido que esconde el lago Traful. Hasta hay buceo en los Esteros del Iberá, una experiencia única.

Hay ríos intensos en el país para hacer rafting. (Archivo)

RAFTING

El rafting es un deporte en equipo que se practica con diversos niveles de dificultad dependiendo de la bajada del río. En algunos casos, suelen plantearse desafíos extremos y en lugar de usar el habitual gomón o balsa, la travesía se realiza en un kayak. Pero claro que también hay infinitas opciones para principiantes, cuyo único requisito es saber nadar.

Los ríos navegables de montaña son los escenarios ideales para deslizarse sobre las aguas en gomones. Dos de los ríos más populares para el rafting son el Atuel y el Mendoza, en la provincia homónima, pero también es muy recomendable el río Manso, con sus aguas verdes, en el inigualable paisaje del Parque Nacional Nahuel Huapi. Otros circuitos imperdibles son el Cañón del río Juramento, en Salta; el río Aluminé, en el norte de la provincia de Neuquén; y el río Corcovado, casi al límite con la frontera chilena, en Chubut.

El grado de dificultad en el rafting se clasifica de acuerdo a los ríos y va de I a VI, siendo este último de gran riesgo hasta para los más expertos. Y entre los elementos básicos de seguridad figuran remos, cascos, chalecos salvavidas, chaquetas secas y hasta trajes de neoprene, en algunos casos.

ESCALADA

La escalada es una de las actividades de turismo aventura en Argentina que ha tenido un crecimiento exponencial en las últimas décadas, no sólo por él número o de adeptos sino por la cantidad de sitios y lugares para escalar, que se han diseminado por todo el territorio. Es una disciplina para la que se necesita una experiencia considerable para practicarla. Además de asimilar los conceptos teóricos de las técnicas, también resulta necesario tomar en cuenta nociones meteorológicas, del viento y de las fases o estado de las montañas.

Aquellos que deseen comenzar a instruirse, cuentan la posibilidad de hacerlo en paredes artificiales, ideales para principiantes, como en Alta Gracia, Córdoba; o en el Club los Pehuenes, en Bariloche.

El Cerro Tuzgle, ubicado en la provincia de Jujuy, comprende uno de los espacios preferidos por los amantes de la escalada. Más específicamente al norte del volcán que lleva el mismo nombre, pueden encontrarse más de 100 boulderes y 30 vías y muchas otras paredes volcánicas. El Cerro Chaltén, junto a los otros cerros situados en la zona, como el Fitz Roy, Cerro Torre y Cerro Pier Giorgio, también son sitios ideales para los aficionados en el país.

Finalmente, otras opciones interesantes son el Cerro Tres Picos, en el Sistema Ventania de la provincia de Buenos Aires, o el Champaquí, de 2770 metros de altura y que está ubicado en el cordón montañoso de Sierras Grandes, en el Valle de Calamuchita.

TIROLESA

La tirolesa es una disciplina deportiva que une las copas de los árboles a través de cables de acero y que nació en las selvas tropicales de Costa Rica, pero en Argentina tiene varios circuitos para desafiar la adrenalina. Uno de ellos se encuentra en la localidad neuquina de Villa La Angostura. Allí, uno de los canopy o tirolesa más largo de Sudamérica, con una extensión de 1600 metros de recorrido y 50 de altura, representa una oportunidad única para atravesar a toda velocidad y con los ojos bien abiertos el paisaje majestuoso del bosque andino patagónico.

En tanto, en medio de la naturaleza de la que es parte el cerro San Javier, a pocos kilómetros de San Miguel de Tucumán, existe la tirolesa Imanay. Con 500 metros de largo resulta una de las más largas de Argentina. Es que hay una que le compite: la súper tirolesa en La Cumbrecita, con un recorrido también cercano a los 500 metros y más de 50 metros de altura sobre el río.  

Otra espectacular y que genera tensión a cada segundo está en San Rafael, Mendoza. Construido en su totalidad sobre las aguas del lago ubicado en el Embalse Valle Grande, en el Cañón del Atuel, el lugar ofrece la posibilidad de “volar” sobre ese espejo celeste rodeado de un entorno de gran belleza. Los recorridos constan de cables, ubicados a distintas alturas y en 7 ramos distintos.

El parapente entre los picos nevados de la Cordillera. (Archivo)

PARAPENTE

En parapente, Tucumán es líder en el país, tanto a nivel recreativo para aficionados como en categoría profesional, y su epicentro se encuentra en Loma Bola, un lugar que ofrece una panorámica de San Miguel entre dos promontorios boscosas y desde donde muchos humanos sueñan con ser pájaros durante unos minutos y disfrutan de singulares vistas de los paisajes de cerros verdes hasta un horizonte aún más lejano desde la altura.

A diferencia de otros lugares, donde hay que correr hasta el borde de un abismo, saltar y dejarse caer, en Loma Bola sólo se trota unos pocos metros en un suave declive del pasto cortado como una cancha de golf y las corrientes térmicas hacen el resto: en cuestión de segundos uno se eleva y puede flotar y navegar a unos 800 metros sobre el valle.

Los expertos viajan solos y los aficionados y quienes hacen vuelos de bautismo van con un piloto que los guía unos 15 minutos, y si el pasajero busca algo más vertiginoso puede hacer un medio looping o pasar rasante sobre los árboles y las mesas de la cafetería del parque para aumentar la emoción pero sin riesgo alguno.

Otros de los lugares ideales por sus condiciones climáticas y el relieve, es Cuchi Corral, en Córdoba. La experiencia de estar suspendido en el aire en este lugar ubicado a 8 kilómetros aproximadamente de La Cumbre, sobrevolando un hermoso paisaje, es difícil de explicar.

Abriendo Rutas realiza vuelos de bautismo en parapente. Consiste en sobrevolar el Valle de Cuchi Corral atravesado por el Río Pintos, durante 20 minutos aproximadamente. No es necesario tener experiencia previa y cualquier persona mayor de 12 años con menos de 120 kg puede volar. Las personas deben tener pantalón tipo jogging o similar, camiseta manga larga, lentes para el sol, calzado cerrado y abrigo tipo rompevientos.

Otro lugar impresionante para el vuelo en parapente es Merlo, en San Luis: desde el Camino al Filo hay más de un punto de despegue, a casi mil metros de altura sobre la llanura al pie de la sierra. No menos privilegiada es la capital mendocina, cuya plataforma es el Cerro Arco a pocos kilómetros del centro y con casi mil metros de altura sobre el llano, aire diáfano y calmo.

También Salta tiene un punto de partida espléndido en el cerro Elefante, en San Lorenzo, a minutos de la ciudad. Y La Rioja es otro de las provincias para hacer realidad el antiquísimo anhelo de imitar el arte de los pájaros. En el Cerro de la Cruz, a media hora de la capital riojana, cualquier turista puede volar en un parapente conducido por un instructor.

TREKKING

Si bien las caminatas pueden encontrar diferentes geografías a lo largo del país, hay ciudades que se destacan y reúnen a los más fanáticos de esta práctica. Tal es el caso de El Chaltén, considerada la “Capital nacional del trekking”, con los cerros Fitz Roy y Torre como marco.

Aquí hay desde circuitos autoguiados de 5 kilómetros, a verdaderas expediciones como las que se hacen al Monte Fitz Roy, situado en la frontera entre Argentina y Chile. Esta imponente y algo peligrosa montaña de 3405 metros de altura, tiene una expedición que dura entre 3 y 8 días, dependiendo de los gustos de cada explorador.

Otro escenario es el volcán Lanín, en Junín de los Andes. El verano es una época ideal para desandar los 60 kilómetros que separan la montaña de 3.776 metros de altura de esa pintoresca ciudad de Neuquén, adentrarse en el Parque Nacional Lanín y animarse a encarar un circuito de trekking y escalada por la ladera del macizo. Es un ascenso duro, exigente y con ciertos pasos técnicos. Durante el recorrido hay pendientes rocosas, nevadas y glaciares, así como exposición al frío y al viento patagónico. Y en Córdoba, se destacan las caminatas en el Uritorco y en Los Gigantes.

Aunque muchos optan por el Cerro La Horqueta y sus más de 4 mil metros de altura. En el sector de Los Molles, Mendoza, se puede realizar esta caminata de cuatro días y de dificultad media, que te llevará a conocer los hermosos paisajes de la cordillera de Los Andes trasandinos.  Mientras que los que quieren tener contacto con el hielo se animan a caminar, durante unas siete horas, sobre el Glaciar Perito Moreno en El Calafate. Una experiencia única.

Finalmente, Jujuy también aporta lo suyo. Se trata de una experiencia exigente que recorre dos paisajes muy contrastantes: el Circuito de la Quebrada por un lado, y el de las Yungas y el Parque Nacional Calilegua, por el otro. Son cuatro días en la montaña en los que se recorre un total de 90 kilómetros que requieren entrenamiento previo.

CABALGATA

Si bien existen centenares de cabalgatas tranquilas, hay muchas que tienen un costado más extremo, de esas que son para quienes tienen ganas de vivir más tiempo al aire libre, con lo que eso significa: enfrentar muchas veces la hostilidad del clima.

Cabalgatas del Alma, por ejemplo, suele realizar un circuito de 6 días por el Paso El Portillo, donde cruzó el Capitán Lemos en 1817 y por el cual regresó el General San Martín en 1822 para quedarse en Mendoza.

El primer día, a las 9 se hace el traslado desde la ciudad de Mendoza a la zona de Tupungato, donde se recibe a los turistas en La Matera, un restaurante de campo. La cabalgata comienza el segundo día. Se cruza el cordón montañoso de 4.300 msnm, Portillo Argentino, paso que utilizó el Capitán Lemos en la lucha por la libertad de Chile, y luego el General San Martín en su regreso de liberar Perú y Chile.

Después de seis horas de cabalgata, se llega al refugio del Ejército Argentino donde se pasarán todas las noches siguientes. El tercer día es de descanso y al cuarto se llega al límite con Chile. Durante la quinta jornada se conoce el cerro Mesón San Juan. El último día se emprende el regreso. Luego de almorzar en el refugio Dr. Scarabelli, una combi llevará a todos hasta la ciudad de Mendoza donde se llega a las 20 aproximadamente.

En el Valle de Lerna salteño, también suelen haber cabalgatas que van de los cinco a los siete días. Incluye selva y altos pastizales con más flora y fauna, donde abunda la vegetación. También en la Patagonia y con condiciones climáticas más extremas se puede recorrer el parque Los Glaciares; o bien ir a Malargüe. En esta ciudad mendocina una de las sugeridas para los principiantes es la que recorre Valle Hermoso y llega a los pozos de agua termal del río cobre, donde se puede tomar un recuperador baño caliente natural.

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