A lo largo del país, existen una serie de localidades con altos valores culturales e históricos. Con el objetivo de preservar las historias, fiestas, gastronomía, tradiciones y artesanías del lugar, estos paisajes le dan impulso al turismo y buscan que la gente conozca las ricas historias que allí se esconden.
MOSIÉS VILLE
Situada en el noroeste de la provincia de Santa Fe, ofrece un claro testimonio de la vida de los primeros colonos judíos que a partir de 1889 llegaron al país con sus tradiciones, ideas y creencias desde Kamenetz, hoy territorio ucraniano, en busca de paz y trabajo. A 128 años de la llegada de las primeras 136 familias judías, las personas de esa religión no son mayoría en el pueblo pero de todas formas se siguen celebrando sus festividades y se continúa con la tradición de convivencia respetuosa entre fieles de los distintos credos.
A 177 kilómetros de la ciudad de Santa Fe, Moisés Ville (traducción al francés del nombre hebreo Kiriat Moshé), es el primer asentamiento agrícola judío en el país que el Centro Simón Wisenthal lo propuso como candidato para ser declarado Patrimonio Cultural Histórico de la Humanidad. Los que transitan las calles de esta pequeña colonia de 2.500 habitantes, pueden rastrear los orígenes de aquellos años de finales del siglo XIX a través de sus tradiciones, pero también con la simple observación de su arquitectura.
Un buen ejemplo es el portal del Cementerio Israelita, que data de 1891, construido solo dos años después de producido el primer asentamiento de familias judías ucranianas. Pero además poseen un rico valor patrimonial las fachadas de antiguas edificaciones como las sinagogas Brener, de 1909, declarada Monumento Histórico Nacional, y la Barón Hirsch, además del teatro Kadima, reconocido por la provincia como patrimonio histórico. Y la memoria es preservada en el Museo Histórico Comunal y de la Colonización Judía Aarón Goldman.
CAMARONES
Camarones está ubicada frente a las costas de la bahía homónima, sobre la mitad de la geografía atlántica chubutense, casi a la misma distancia de Comodoro Rivadavia y Rawson, las ciudades costeras más próximas hacia el norte y el sur provincial, con las que tiene comunicación a través de la ruta provincial 1 y también por la ruta nacional 3, empalmes de por medio.
Por la bahía de Camarones pasaron los navegantes más intrépidos que haya conocido la historia de la humanidad, como Fernando de Magallanes, ya que esa costa fue desde siempre un abrigo para las embarcaciones ante los temporales. De hecho, el navegante portugués al servicio de la corona española Simón de Alcazaba y Sotomayor, fundó la provincia de Nueva León el 9 de marzo de 1535 con cabecera en Caleta Hornos de la Bahía Gil, 29 kilómetros al sur de Camarones, y si bien el intento terminó en un fracaso, esa presencia es un argumento más en el reclamo por la soberanía de las islas Malvinas.
Pero Camarones no solo tiene para mostrar la historia de navegantes que pasaron por allí en el siglo XIV, sino en estas tierras vivió la familia Perón, y de hecho el ex presidente Juan Domingo venía, cuando era joven, llegaba durante los vernos hasta estas latitudes. En efecto, al lado de la vivienda donde residieron los Perón se construyó una réplica que ahora funciona como museo.
Con viviendas típicas construidas de piedra toba y chapa acanalada, un formato que permitió mantenerlas en pie soportando los intensos vientos, la pequeña localidad de apenas 1.500 habitantes aspira con este programa a desarrollar sus condiciones de infraestructura.
LA ANGELITA
La Angelita o la “Pequeña Siria”, como también se la conoce, es un pueblo del partido bonaerense de General Arenales anclado en plena pampa húmeda que cuenta con la mayor concentración de descendientes de árabes en el país. De hecho, el 70% de sus 400 habitantes son de origen árabe musulmán.
En sus construcciones bajas de ladrillo, emplazadas sobre anchas calles de tierra, reina la tranquilidad como en cualquier otro pueblo pequeño bonaerense, con la economía centrada en la producción agrícola ganadera. Pero la particularidad de La Angelita es que los lugareños mantienen intactas sus tradiciones árabes, aunque la inmensa mayoría nació en Argentina, y conservan las costumbres de los primeros inmigrantes que llegaron al lugar hace más de un siglo tanto en el idioma como en la religión.
Las raíces árabes también cobran vida en las cinco oraciones diarias del Corán que gran parte de sus habitantes reza, así como en la preparación de alimentos según las antiguas recetas traídas por los abuelos, en los bailes árabes y en las fiestas.
En las casas de los moradores del paraje también pueden advertirse distintas huellas de la tradición musulmana que sus antepasados trajeron consigo: la bandera siria y las telas características de colores colgadas en las paredes, inscripciones del Corán, y en cada mesa platos de Malfuf (niños envueltos), Hemsi (puré de garbanzos), Esfihas (empanadas árabes), Kebbi (torta de trigo) y Shanklish (queso) preparados en cocinas a leña. Sin hospedajes -los pocos que hay se encuentran en localidades cercanas- desde el Gobierno nacional propusieron que la gente del lugar albergue a los turistas en sus propias casas.
VILLA TULUMBA
En el pueblo de Villa Tulumba, en el norte cordobés, las coloridas casas del siglo XVIII y XIX surcadas por calles empedradas y arboladas constituyen un museo a cielo abierto. Con alrededor de 2.000 habitantes, en este lugar se conserva en gran parte su estilo colonial con casas altas con fachadas con molduras, aberturas importantes, las clásicas banderolas con rejas forjadas, y faroles añejos. De hecho, un detalle muy importante es que allí existe una ordenanza que prohíbe modificar las fachadas de los edificios en las calles céntricas, aunque esa norma se aprobó, según los lugareños, algo tarde porque ya se habían efectuado modificaciones que rompió la armonía colonial que tenía la población en ese momento.
El pueblo cuenta además con el Santuario Mariano, cuya piedra basal la colocó Fray Mamerto Esquiú en 1882, y que es llamada Catedral del Norte. Es un santuario imponente tiene un tabernáculo que perteneció a la Catedral de Córdoba y está tallado en una pieza de cedro por los aborígenes de las misiones jesuíticas de la provincia de Misiones y tiene detalles artísticos únicos en el país.
El pueblo cuenta con una imagen de la Virgen del Rosario, patrona de Tulumba, de más de 300 años, y un “Cristo Mestizo” articulado que es uno de los únicos tres que existen en el país. Otro de los atractivos son las ruinas de la antigua capilla que tiene casi 400 años.
Cerca del pueblo, en el paraje rural El Cerro, un pequeño arroyo rodeado de una frondosa arboleda, custodiado por una pequeña capilla y una ermita en lo alto del cerro, que es el lugar elegido por los locales para disfrutar de una buena jornada al aire libre.