miércoles, 24 julio, 2024
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Lviv, marcada a fuego por el cruce de culturas

En el este de Ucrania y a 70 km de la frontera con Polonia, se encuentra Lviv, una ciudad que ha sobrevivido a grandes dramas históricos como las invasiones de los Mongoles en el medioevo o las dos guerras mundiales en el siglo XX. Fundada en 1256 por Danilo Romanovich (Danilo Galitsky), Príncipe de Galicia, al pie del impresionante castillo que dominaba la llanura, la llamó así en honor de su hijo Lev (León), y fue considerada desde el principio capital del principado.

Debido a su estratégico emplazamiento en un cruce de caminos donde confluían todas las rutas de oriente y occidente, la ciudad prosperó rápidamente, convirtiéndose en un importante centro comercial y de negocios en los siglos XVI y XVII, cuando alcanzó su apogeo bajo el impulso de los numerosos nobles, clérigos y mercaderes que llegaban de todas partes atraídos por su leyenda de ciudad libre y próspera. En la actualidad, el solo aspecto de Lviv basta para apreciar la diferencia con el resto de Ucrania. El ruso es allí un idioma minoritario, al igual que la religión ortodoxa.

Más allá del casco antiguo de Lviv, considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1998, se extiende una ciudad de 800 mil habitantes que conserva el ritmo tranquilo de sus viejos tranvías pintados de azul, con tertulias de café alrededor de Ploshcha Rynok (la Plaza del Mercado) y un calendario de festivales muy importante.

Mientras que no es raro encontrar en esta ciudad las clásicas cúpulas de cebolla de los templos ortodoxos, sus iglesias y catedrales son típicamente centroeuropeas, de arquitectura renacentista y barroca. Esto es uno de los máximos atractivos para el visitante. Algunos de los sitios imperdibles son el monasterio de los Bernardinos, un fuerte amurallado para proteger la iglesia de San Andrés; la Catedral Latina, la única reliquia gótica que sobrevivió al terrible incendio de 1527; la Iglesia Armenia; la de los Dominicos; la de los Jesuitas, que tras ser expulsados del barrio Judío levantaron la iglesia de San Pedro y San Pablo y, junto a ella, un colegio que se convertiría en 1661 en la primera universidad de Ucrania y un observatorio astronómico que no sobrevivió.

También se destaca la Iglesia de San Nicolás, la más antigua de todas, con sus muros de piedra, su entrada baja, su forma de cruz, que era utilizada ya en 1294 como capilla privada de los príncipes de Galicia.

Un sitio extraordinario y excepcional para conocer es el Teatro de Ópera, considerado uno de los más bellos de Europa. Además, en medio de la famosa avenida Svobody se eleva el monumento en honor de uno de fundadores de la literatura moderna ucraniana Tarás Shevchenko y lo completa una estela de 12 metros de altura que simboliza la onda del renacimiento nacional.

En tanto, es imposible sentir y entender la historia y el espíritu de Lviv sin visita al cementerio de Lichakiv que está comparado a la famosísima necrópolis del Père-Lachaise en Paris. Aquí están enterrados los ilustres activistas sociales, políticos, escritores, compositores, pintores ucranianos, polacos, austriacos, armenios y otras. Y, claro, es obligatorio antes de la partida de la ciudad tomar un famoso chocolate o una taza de café natural cuyo aroma se siente en todas partes.

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