Ciudad que sirve de puerta de ingreso a diferentes regiones del país, Rosario alberga entre sus calles un importante patrimonio histórico, museos y teatros. Semillero de leyendas como Antonio Berni, Fito Páez (de quien resuena esa frase de que “Rosario estuvo cerca”), Lionel Messi, “El Negro” Olmedo o Roberto Fontanarrosa, es uno de esos sitios que en Primavera se debe conocer caminando.
Sus espacios verdes, el río, las arenas de La Florida, las ferias de artesanos y su noche interminable permiten disfrutar de la ciudad las 24 horas. Si de verde se trata, el Parque Independencia con sus más de 100 hectáreas es el gran pulmón. Entre sus variedades de árboles y caminos, uno puede explorarlo a paso lento y apreciar el típico y cuidado jardín francés, el paseo rosedal al estilo español que resalta en rojo intenso cuando florece, el hipódromo y el estadio de Newell´s Old Boys.
Del parque se desprende el Boulevard Oroño en dirección al río, unas veinte cuadras que concentran los antepasados rosarinos de estructuras neobarrocas, mansiones de fines del siglo XIX, y claros rasgos de una nobleza europeísta. El boulevard termina en la costanera de Rosario, donde el Parque de las Colectividades es el inicio de un camino de calles arboladas, parques y plazas que se disfrutan con el Río Paraná de fondo.
Más allá del Monumento a la Bandera, un imperdible que tiene Rosario por su historia y su hermoso mirador, a pocos metros de allí se llega al casco antiguo, especial para los amantes de los patrimonios arquitectónicos ya que pueden reparar en las edificaciones como el Palacio de los Leones, hoy convertido en municipalidad, la Basílica Nuestra Señora del Rosario, el Correo, y el Museo de Arte Decorativo “Firma y Odilo Estévez”, que conserva vestigios de las mansiones rosarinas.
Cuando llegan los días calurosos una buena idea es disfrutar de las playas que tiene Rosario o de su conjunto de islas que se posan cerca de la costanera. Algunas se llenan de gente que prefiere pasar la tarde del otro lado del río y otras se encuentran en estado silvestre como la Isla Verde que invita a acampar en medio de la naturaleza. Para los que disfrutan sentir el vaivén de las aguas, hay para dar paseos en veleros, lanchas o barcos.
También a orillas del Paraná, bares, boliches y clubes náuticos se transforman en los principales ejes de convocatorias de rosarinos y viajeros. Sobre todo, aquellos que desean disfrutar de un buen pescado a la parrilla en algunos de los restaurantes clásicos y con el río de testigo.